Se sospechó desde un principio, frase chapulinesca que cobra vigencia por la intención de cierto litoral del Congreso de hacer una Ley Electoral a su medida y según sus intereses.

Tenían meses bamboleando los proyectos; acumularon retrasos para, finalmente, aprovechar la brisita navideña y la dispersión de la gente por las fiestas y dar el zarpazo, a lo que el Pleno de la Junta Central Electoral (JCE) le ha salido al paso con determinación, al denunciar la pretensión de reducir su facultad para salvaguardar la equidad e integridad de los procesos venideros.

Alega el Pleno de la JCE que en el proyecto aprobado por el Senado hay retrocesos y falta de transparencia, porque mantiene los topes de gastos de campaña y no establece obligación de presentar informes de gastos ni sanciones por incumplimiento.

También critica que mantener el voto preferencial en vocalías y regidurías no solo complicaría el escrutinio, sino que aumentarían los conflictos interpartidarios, el costo de las campañas y se priorizaría a las personas y recursos por encima de las propuestas.

Sorprende al Pleno de la JCE que no se aprobara la paridad de género, lo que consideramos es una muestra palmaria de que son vacuos los discursos de la partidocracia dominicana que reivindican a las mujeres.

En fin, los legisladores dejaron todo para último momento y en medio del barullo intentan aprobar “la ley posible”, con la intención oculta de maniatar, disminuir atribuciones y, como bien lo describe el Pleno de la JCE, quitarle “garras”.

Deplorable, indignante la pretensión de complicarle la existencia al órgano encargado de dos procesos electorales umbilicalmente ligados a nuestro futuro en democracia.

Si hace pocos días la JCE expresó preocupación por la falta de fondos, por la no actualización de las leyes y el vacío reglamentario para normar las actividades de los partidos, lo que se ha hecho con esta Ley Electoral hace pensar que se le está minando el camino.

Está por verse el propósito de este ataque graneado contra la JCE y los procesos electorales que se avecinan. El tiempo lo dirá.

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