Durante el discurso del pasado domingo, el presidente de la República Danilo Medina Sánchez expresó de la manera más clara su apoyo a la celebración de las elecciones presidenciales y congresuales del 5 de julio.
Aunque el discurso tuvo como eje central las políticas de mitigación ante la COVID-19, y la recuperación económica, él incorporó un cuarto aspecto del que no estaba necesariamente obligado a hablar: la celebración de las elecciones.

Era necesario. Ha sido el mensaje más firme de su compromiso para mantener la institucionalidad en la República. Ahora lo hace dentro de una visión de conjunto, en medio de la crisis por la pandemia, desde una perspectiva abarcadora que no deja lugar a dudas.

Dijo que daba respuesta a cuatro desafíos simultáneos. “El desafío de mantener la epidemia bajo control, el desafío de reactivar al aparato productivo, el de seguir atendiendo las necesidades de la gente y, por último, el desafío político que supone garantizar que se realicen las elecciones presidenciales y congresuales previstas para el 5 de julio próximo”.

El presidente Medina no podía ser ajeno a los comentarios y dudas respecto a su papel para que la transición política transcurra con normalidad en los parámetros de la institucionalidad democrática.

Fue preciso al señalar que era un hecho que el Poder Ejecutivo había acogido la resolución de la Junta Central Electoral sobre la posposición de las elecciones y que estará “apoyando todas las disposiciones que sean necesarias para que sea posible su celebración, de forma totalmente segura para la población”.

“Tenemos un compromiso con la democracia de nuestro país, con los plazos y procesos establecidos por nuestra Constitución y con el ejercicio de la soberanía popular por parte de la ciudadanía. De manera que, pueden estar seguros, pondremos todo de nuestra parte para que el pueblo dominicano pueda ejercer su derecho al voto, de acuerdo a los más altos estándares de transparencia y legitimidad”, dijo el presidente.

Como todos tenemos la atención activa a la COVID-19, poco oído se le ha prestado a esta parte del discurso, la cual tiene un valor extraordinario. Despeja todas las inquietudes de algunos respecto al papel del Presidente ante un evento de esa magnitud.

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