El dispendio, que es el gasto excesivo o innecesario, es uno de los males más extendidos de las sociedades.

Se derrocha de muchas maneras, y probablemente, ocurre entre quienes incluso creen que no poseen bienes significativos, pero se asienta entre quienes posean riquezas y aún entre los más desdichados.

Dispendiamos todo tipo de recursos, a veces con la inconsciencia que deviene de la ignorancia. Cuando dejamos de utilizar un área de la vivienda o del centro laboral y dejamos bombillas, aparatos o circuitos eléctricos innecesariamente encendidos, estamos malgastando, en este caso, energía eléctrica, degradando lo que ha quedado conectado y drenando el bolsillo propio o de quienes pagan ese consumo.

Derrochamos cuando vemos un grifo gotear, o cuando no sustituimos oportunamente la perita del sanitario, y a través de ella se drena el agua del tinaco.

También se derrocha o se dispendia cuando asumimos una responsabilidad en una institución, pública o privada, y hacemos mal uso de los recursos.

Somos dispendiosos cuando los recursos percibidos, producto del trabajo propio o de un empleo, se malgastan en lujos que no estamos en condición de darnos, en desmedro de la economía personal o familiar.

Una vida sencilla no tiene que ser dispendiosa. Bastaría con lo necesario.

Pero llegamos al extremo de derrochar un valor tan importante como el tiempo que nos brinda cada día, el milagro de la vida. El muchacho que no va a la escuela en la etapa que le corresponde y termina en las filas de aquellos que no estudian ni trabajan.

Se derrocha también con la conducta distraída ante las obligaciones cotidianas, como en el trabajo, en las horas que debían dedicarse a los estudios, en la realización de las metas a que nos empujan las obligaciones.

En fin, la vida misma se dispendia cuando no se lleva una conducta adecuada y se termina dominado por los peores hábitos de conducta.

Huyamos pues del comportamiento dispendioso, excepto, naturalmente, cuando se trate de dar amor o ayudar a los demás. Entonces, debe derramarse a borbotones.

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