El pasado sábado, nuestra redactora María Teresa Morel volvió a colocarnos frente a la dolorosa realidad de los bebés que mueren en República Dominicana antes de los 28 días de nacidos. Sólo en una semana fallecieron 88, para elevar las víctimas fatales a 2,053 en lo que va de año.

“Cada semana fallece un promedio de 66 recién nacidos y casi 300 por mes, a juzgar por las estadísticas del más reciente boletín de la Dirección General de Epidemiología (Digepi). Hasta el 4 de agosto habían perecido 2,053 bebés, la mayor parte con menos de 27 días de vida”.

Esas pérdidas no ocurren predominantemente en zonas muy apartadas. La crónica dice que “la mayoría de las muertes ocurrieron en la provincia Santo Domingo, con 22 recién nacidos, seguida por Santiago con 8, cuatro en el Distrito Nacional y cuatro en San Cristóbal”.

Lo más irritante es que en el 88 por ciento de los casos, esas muertes se pueden prevenir. Una y otra vez se anuncian acciones para evitarlas, y en vez de reducir su recurrencia, aumentan.

Aunque se establecen los protocolos, se habla de sanciones a las negligencias e indisciplinas del personal que pueden estimular estas pérdidas, persisten las precarias condiciones en los establecimientos hospitalarios. El reporte de Morel cita el caso de la Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia, la cual opera apenas en un 25% de su capacidad a consecuencia del largo proceso de reconstrucción. Igual ocurre con algunos centros donde las parturientas llevan sus bebés.

Es usual que los grandes problemas en la prestación de los servicios médicos se atribuyan al pobre presupuesto que el Estado asigna al sistema, pero existen realidades que poco tienen que ver con dinero.

Hay que pensar en la calidad del personal, en su humanidad, en el cumplimiento de las obligaciones (reglamentos y protocolos para esos casos tan especiales) y en general, la higiene, no sólo donde nacen, sino donde les dan seguimiento, como los hospitales infantiles.

En fin, que este es un drama que nos sigue martillando. Un verdadero reflejo del escaso progreso en el sector salud.

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