Hasta el pasado domingo, cuando el presidente Danilo Medina habló sobre la reelección presidencial, nadie podía a ciencia cierta auscultar con propiedad su verdadera actitud sobre esa materia.

Alguien reveló que Medina se había reunido con colaboradores cercanos que tenían intención de aspirar a la candidatura presidencial y que los exhortó a lanzarse con ese propósito, en el entendido de que él no volvería a candidatearse.

Esa versión concuerda con el hecho de que el presidente tiene el impedimento establecido en el artículo 124 de la Constitución de 2015 que establece que “el presidente o la presidenta de la República podrá optar por un segundo período constitucional consecutivo y no podrá postularse jamás al mismo cargo ni a la Vicepresidencia de la República”, que se complementa con la vigésima disposición transitoria que instituye que “en el caso de que el Presidente de la República correspondiente al período constitucional 2012-2016 sea candidato al mismo cargo para el período constitucional 2016-2020, no podrá presentarse para el siguiente período ni a ningún otro cargo, así como tampoco a la Vicepresidencia de la República”.

Las declaraciones del presidente el domingo estuvieron precedidas por planteamientos de miembros del comité político del PLD que cuestionan la vigésima disposición transitoria. Pero además, había terminado la batalla por la ley de partidos, de la cual había salido ganador.

En ese contexto, sus expresiones sobre la reelección, indicando que el momento de tocar el tema llegará, especialmente después de la nueva ley de partidos que prevé plazo para todo, incluso fechas para inscribir candidatos y para las primarias, y que más adelante tendrá una posición, desataron un vendaval político.

Y es que en el sustrato esas declaraciones ignoran el impedimento constitucional. Se agrega su precisión de que el “mercado electoral” es el que decide: “Cuando los pueblos quieren una persona para que los dirija, al final esa es la persona que los va a dirigir, no importa que tenga gente que se oponga en el interior de los partidos, o que gente de la sociedad se oponga; si el pueblo cree que es usted el que le corresponde, es usted el que va a ser…”.

Son planteamientos que por sus implicaciones difícilmente puedan pasarse por alto.

Al final, el Presidente actuará de acuerdo con el sentido de la historia.

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