El 88% de los estudiantes dominicanos de catorce años, matriculados en octavo grado (actualmente segundo de básica secundaria), tiene un conocimiento y comprensión inferior al deseado sobre las instituciones, la democracia, ciudadanía e institucionalidad. El dato lo evidencia el Estudio Internacional de Educación Cívica y Ciudadana (ICCS), elaborado en el 2016 por la Asociación Internacional para la Evaluación del Logro Educativo (IEA) en el que participaron 16 países europeos, tres asiáticos y cinco latinoamericanos, de los cuales, la República Dominicana obtuvo el nivel de desempeño más bajo.

María Teresa Morel cuenta que sólo el 1.2% se ubica en el nivel A de conocimiento; un 11% en el nivel B; el 30% en el nivel C; 38.7% en el nivel D y el 19% por debajo del nivel medido en la prueba internacional sobre conocimiento, análisis y razonamiento cívico y ciudadano.

La investigación trató de determinar qué tan preparados están los estudiantes para ejercer roles de ciudadanía sobre temas relacionados con el Gobierno, la convivencia pacífica y la diversidad.

Los datos fueron publicados por este diario, y son tan reveladores sobre nuestro sistema educativo, las nuevas generaciones y el futuro de la sociedad. Suficientes como para preocuparse.
La investigación no sólo refleja las debilidades en formación ciudadana de los estudiantes. También retrata la escuela de estos días.

Se dirá que son jóvenes de 14 años, pero cursan la secundaria, algo más de diez años de escolaridad, durante los cuales han debido ser orientados sobre valores ciudadanos.

Lo contrario sería una desconexión del contexto social, una escuela que no induce al conocimiento de las ideas, las instituciones y prácticas responsables, propias de los seres humanos llamados a jugar un rol social.

Deberes y derechos en la democracia conducen al conocimiento de las instituciones. Y es incomprensible que los jóvenes no estén en posibilidad de discernir mínimamente entre buenas y malas prácticas políticas.

Imaginemos el futuro. ¿Se perpetuarán la politiquería y las formas más aberrantes de gobernar, el clientelismo, la corrupción y el autoritarismo?

Hay que insistir en la necesidad de introducir valores y promover una educación que vincule al muchacho a la realidad, que aprenda a observar críticamente el sistema político y social.
Evidentemente, falta idealismo, civismo y cultura democrática en las escuelas.

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