La deuda pública se ha tornado en un tema de preocupación y hasta de críticas al Gobierno por parte de amplios sectores de la sociedad. Primero surgieron desde el ámbito político opositor y luego se sumaron instancias del sector privado, del litoral empresarial.

Ahora se están sumando las áreas académicas. La semana pasada las escuelas de economía de las universidades Intec y Autónoma de Santo Domingo (UASD) dieron a conocer sus evaluaciones de la economía dominicana en el año que concluye y las perspectivas para el 2018.

En ambos informes, dados a conocer con un día de diferencia (primero el de Intec y al día siguiente el de la UASD), el aspecto de mayor enfoque fue para el endeudamiento público del país.

Desde el ámbito político opositor se acusa al Gobierno de estar hipotecando las futuras generaciones, con su política de endeudamiento.

El Intec en su informe, el cuarto que rinde en materia económica, advirtió que si el Gobierno continúa la carrera de préstamos y emisión de deuda que ha aplicado hasta el momento, en el mediano plazo el país entrará en un “callejón sin salida y oscuro”. Esa visión, que proviene del lado academicista, puede ser fuerte, pero no deja de ser motivo para analizar.

En las críticas menos politizadas el señalamiento va dirigido a enfatizar en que se ha establecido una nueva modalidad de endeudamiento público externo, que es de tomar créditos para financiar gastos corrientes, no para obras e infraestructuras que generen riquezas y que proporcionen el repago de los préstamos. Lo cierto es que cada presupuesto de los últimos años ha sido concebido con un “déficit original” de algo más de un 2% del producto interno bruto (PIB). Y esos desbalances entre los ingresos y los gastos han sido financiados con préstamos.

El Gobierno a través sus principales funcionarios del área económica-fiscal ha defendido su política de endeudamiento. Y ha explicado sus motivos y razones.

Los préstamos no son ni buenos ni malos, solo por ser préstamos. Las personas, las familias, las empresas y los países vía sus gobiernos toman créditos para financiar sus operaciones. Y seguirán tomándolos.

Lo que debe primar en toda iniciativa de endeudamiento, no importa quien la tome, es un estudio, un análisis serio y responsable de la capacidad de pagar.

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