El ministro de Relaciones Exteriores (Mirex), Roberto Álvarez. (Foto tomada de archivo)
El ministro de Relaciones Exteriores (Mirex), Roberto Álvarez. (Foto tomada de archivo)

Nuestro canciller Roberto Álvarez comparecerá nuevamente hoy ante el Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York, para hablar sobre la crisis haitiana. Es la ocasión número 10 que lo hará este año, sin lograr avances en la necesidad de un mayor involucramiento de la comunidad internacional y menos en que la fuerza multinacional en Haití se convierta en una misión híbrida de paz (cascos azules).

El Consejo abordó el tema el pasado lunes en sesión a puertas cerradas y lo hará hoy públicamente, en una reunión cuya peculiaridad es que el punto llega a la agenda en atención a una misiva del presidente Abinader y de los expresidentes Danilo Medina, Leonel Fernández e Hipólito Mejía, además de la solicitud del presidente de Kenia, William Ruto, que advierte en una comunicación que podría retirar a los policías kenianos, lo que da connotación especial a esta cita.

No hay que abrigar esperanzas de que ahora el Consejo de Seguridad iría más lejos, pues antecede a esta reunión la reciente Asamblea General de la OEA en Antigua y Barbuda, en la que redactar una conclusión se hizo difícil y a lo único que se arribó sobre Haití fue a expresar “preocupación”.

Con todo y el constante ir y venir del canciller Álvarez desde República Dominicana a la ONU, el país no puede desfallecer ni un ápice en su reclamo de mayor intervención internacional, aunque la respuesta sea pura retórica.

Quizá corra en contra que desde ayer Guyana, que fue muy diligente en el tema, dejó la presidencia rotatoria del Consejo que ahora ocupará Pakistán, nación que se espera exhiba igual sensibilidad en el manejo de la burocracia interna.

También corre en contra que entre los cinco permanentes que deciden, ninguno ha tenido entre sus prioridades la solución efectiva a la crisis en Haití, con Estados Unidos cuya predilección parece ser complicarlo todo y Rusia, que durante la reciente visita de su canciller Lavrov ni por cortesía diplomática respondió, pese a nuestra expresa solicitud. De la indiferencia de China, y de la ingratitud francesa ni hablar, mientras que Reino Unido rara vez mira para este lado.

Pero que Roberto Álvarez no deje de insistir ante la ONU, que lea su discurso y ojalá el pesimismo de que el Consejo de Seguridad pueda “parir” algo nuevo y distinto resulte infundado.

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