La 70 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) prevista a reunirse hoy y mañana en Washington, con “la situación de Venezuela” en la agenda oficial, plantea para la República Dominicana una oportunidad para mostrar la largueza de los pantalones que se puso después que estableció relaciones con China Popular.
Ya vimos la visita del encargado de Negocios de la embajada de Estados Unidos Robert Copley al presidente Danilo Medina y la fuerte censura a la determinación dominicana de establecer relaciones con China. El silencio fue la respuesta y luego el encuentro entre el canciller Miguel Vargas y el subsecretario de Estado para Asuntos Políticos de Estados Unidos, Thomas Shannon, donde ambos subrayaron el interés de fortalecer las relaciones bilaterales.
La Asamblea de la OEA ocurre en este momento especial. República Dominicana ha llevado su propia agenda sobre Venezuela, y fue sede y principal garante del fracasado diálogo entre las partes venezolanas. Fue inocultable el desagrado del presidente Medina por la escasa colaboración del gobierno venezolano para facilitar un entendimiento con la oposición.
Antes de las elecciones de Venezuela el 20 de mayo, el presidente Nicolás Maduro anunció el reinicio del diálogo con la oposición con la mediación dominicana. El propio presidente Medina declaró el 8 de mayo que con él no se había hablado y que no creía que el gobierno nacional participe en ese diálogo.
El gobierno dominicano mantuvo un cauto silencio sobre Venezuela después de las elecciones. No accionó en ninguna dirección mientras los países miembros del llamado Grupo de Lima, Estados Unidos y la Unión Europea desconocían los resultados.
El pasado 26 de mayo, el canciller Vargas, consultado sobre la actitud dominicana respecto a las elecciones de Venezuela, dijo: “Son procesos muy particulares de los países… Ahora estamos en camino a lo que será la Asamblea General de la OEA. Allí fijaremos nuestra posición sobre esto y la vamos a plantear con responsabilidad, en un escenario donde participarán los 34 países miembros de la OEA”.
El escenario de la Asamblea General de la OEA plantea a República Dominicana otra oportunidad para afirmar su política internacional, en medio de las tensiones en el Continente, y especialmente, de cara a un receloso Estados Unidos.
