Es una buena noticia que el presidente Luis Abinader haya logrado consensuar con legisladores de las dos cámaras un nuevo proyecto orientado a sustituir la ley 28-01 que crea la Zona Especial de Desarrollo Fronterizo.
Ya el mandatario había adelantado que pondría sus buenos oficios para buscar una solución a las diferencias entre senadores y diputados acerca de la versión más favorable de una ley orientada a incentivar el desarrollo de las siete provincias concernidas.

Probablemente, los acuerdos alcanzados no estuvieron al margen de algunos entendimientos entre actores del sector privado enfrentados por la ley. Aquellos que se han instalado en la frontera bajo una ordenanza legal, basada en un marco constitucional, y quienes han preferido hostilizarla en el entendido de que afecta sus empresas en los principales centros urbanos, especialmente en la Capital.

Pero lo esencial es que por mediación del presidente Abinader se ha llegado a un acuerdo que convertido en proyecto será conocido el próximo miércoles.

Mediante ese entendimiento, se presume que el proyecto avanzará sin dificultades y que las cámaras legislativas cumplirán su misión, especialmente, robustecer el marco legal orientado a favorecer las inversiones en esa zona tan marginada. Escasean allá no sólo las iniciativas privadas. El propio Estado ha sido remiso a hacer las inversiones necesarias en infraestructuras y en mejorar las condiciones de vida de la gente, mediante caminos, servicios, centros educativos, conectividad y asistencia social.

Aunque muchos no lo entiendan, las políticas de declarar zonas de un territorio como más favorecidas no son únicas de la República Dominicana. Aún en países de economías con altos niveles de planificación estratégica y centralización, se impulsan planes para apuntalar las regiones más aletargadas.

Incluso, regiones más desarrolladas y con elevado crecimiento, comprometen sus éxitos transfiriendo solidariamente recursos para contribuir con las menos desarrolladas.

La intervención del presidente Abinader en la solución de un conflicto que no tenía razón de ser, ha sido buena y conveniente para los pueblos fronterizos.

Esperemos que los legisladores aprueben el proyecto sin dar más vueltas que las previstas en el régimen de tramitación de las iniciativas en ambas cámaras.

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