Si no es la centésima, debe ser esta la enésima vez que se conoce una campaña para crear conciencia sobre la importancia del río Yaque del Norte, como fallidos han sido todos los planes ejecutados, públicos y privados o la combinación de ambos, para su rescate.
Saludamos, aunque sin hacernos ilusiones, la campaña recién estrenada “Soy Yaque’’, inspirada en la necesidad de conectar con la población para que asuma su defensa y para el relanzamiento de nuevos planes.
El propósito de “Soy Yaque’’ es incentivar la reforestación de su cuenca y la limpieza de las cañadas que desembocan en ese río, así como la construcción de plantas de tratamiento de aguas residuales.
El río Yaque del Norte, cuya cuenca hidrográfica es la más importante del país, se resiste a morir; víctima de la indolencia y el olvido, le han llovido los proyectos para su saneamiento, algunos pomposos, pero siempre se retorna al punto de su lenta agonía.
Quizá podríamos con “Soy Yaque’’ asistir a algo distinto a las experiencias anteriores, porque observamos el involucramiento y las buenas intenciones de importantes sectores, los que en conjunción con el Gobierno Central asumen el compromiso de que antes de finalizar el año se iniciarían los trabajos.
Algo que en apariencia es marginal pero significativo para motivar el rescate del río, es que cuando la muerte sorprendió a Johnny Ventura se encontraba de visita en la ciudad de Santiago para grabar una promoción de la campaña “Soy Yaque’’.
Johnny pondría su voz y su figura para subrayar la importancia de este río, cuyas aguas circundan la ciudad “como un cinturón’’, al decir de la canción de Lockward. También muchas otras figuras del arte y la cultura se han incorporado a la jornada.
Hacemos nuestro el llamado de la Asociación para el Desarrollo de Santiago (APEDI) para que se avance de forma decidida y militante a rescatar este curso de agua que languidece, por su importancia para la región Cibao Central y la Línea Noroeste, desde su nacimiento en Jarabacoa, en la cordillera Central, hasta su desembocadura en Montecristi.
