Reparar los daños

Era inevitable que aunque pasara a más de cien kilómetros de las costas Nordeste y Noroeste, la bestia Irma de todas formas causaría daños. Afortunadamente no tan graves como se temía.

Era inevitable que aunque pasara a más de cien kilómetros de las costas Nordeste y Noroeste, la bestia Irma de todas formas causaría daños. Afortunadamente no tan graves como se temía.

Pero la cuestión es que muchas personas, decenas, tuvieron pérdidas, sea de sus viviendas, no importa el valor, o daños importantes, que en lo inmediato no están en capacidad económica de reparar.

Asimismo, algunas comunidades siguen aisladas y no menos de 58 acueductos quedaron fuera de servicio.

Todavía ayer domingo 1,474 personas seguían fuera de sus hogares, sea en casas de allegados o en albergues.

Todo eso significa que ante esas situaciones, se requiere la mano protectora del Estado, para asistir a las personas que perdieron sus precarios alojamientos por completo o parcialmente.

Sería importante que en cualquiera de las soluciones habitacionales identificadas, se trate de evitar que las personas sean ubicadas en sitios vulnerables, lo cual las dejaría expuestas a situaciones similares a las vividas.

Hay que reiterar que los daños materiales y humanos fueron menores si se toma en cuenta lo que ha pasado en las islas del Caribe, Cuba y La Florida. De modo que la fortuna, el azar, la suerte, la providencia o la Mano de Dios, nos libró de una probable situación catastrófica.

El momento es importante para que las autoridades comprendan la necesidad de establecer políticas claras en materia de asentamientos humanos. Y poner en vigencia algún criterio, con o sin ley, sobre ordenamiento territorial. Por populismo, o simple falta de autoridad, se permite a “padres de familia” ubicarse en cualquier lugar, sin considerar los riesgos a que quedan expuestos.

Mientras, corresponde al Estado asistir a las familias expulsadas de sus viviendas por los vientos de Irma. Igual, deben acelerar los trabajos para restablecer las comunicaciones con las comunidades aisladas y reponer los sistemas de acueductos que fueron dañados.

Ahora es tiempo de devolver la normalidad donde ha sido alterada.

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