Al término de la medianoche el 2018 quedará atrás. Será historia, y con el mismo un período que no estuvo exento de temores, amenazas y peligros, pero al final, el mundo siguió avanzando hacia sus propósitos superiores, venciendo obstáculos y dificultades.

Pese a las ya conocidas excentricidades del hombre que gobierna a la nación más poderosa de la tierra, vivimos una disminución de las tensiones con su archirrival y jefe del último reducto del viejo socialismo, quienes después de una tensa saga de insultos y dislates celebraron una inesperada reunión.

Cuando ese período de tensiones había desaparecido, saltó la guerra de aranceles lanzada por Estados Unidos contra los otros grandes países, pero esencialmente contra China Popular. Preocupaciones sobre el avance económico estuvieron en el centro de la política mundial.

Después de la escalada alcista que ralentizó algunas economías consumidoras netas de petróleo, como República Dominicana, el mercado se estabilizó hacia la baja, y junto a otros eventos positivos fue posible que el turismo global tuviera un desempeño exitoso.

Se atenuaron los peligros de que Siria se convirtiera en escenario de una confrontación de dos grandes, que a la postre trabajaron juntos para reducir las operaciones del Estado Islámico, tanto que al cierre del período el presidente Donald Trump anunció el retiro de las tropas de ese país.

Más allá de los fenómenos migratorios, los ataques intermitentes del terrorismo, el mundo ve concluir el año 2018 en paz. Eso es motivo de celebración.

Sin embargo, los países viven sus dramas. Avanzan zigzagueantes salvando dificultades. La delincuencia internacional, que igual amenaza a todas las naciones, con los narcotraficantes y lavadores a la cabeza, los traficantes de seres humanos y toda clase de criminales, constituyen las grandes amenazas para las naciones.

República Dominicana no es excepción, y además de la criminalidad organizada, está estresada por la delincuencia que estimula la inseguridad. Persisten flagelos como la pobreza y la desigualdad, que son caldo de cultivo para los agentes del crimen.
Afortunadamente, 2018 se caracterizó por una relativa estabilidad de precios y crecimiento de la economía, un dinámico mercado interno y nuevas ofertas de empleos, convivencia política y una gobernabilidad llevadera, lastrada por la violencia doméstica.
Pero sobrevivimos…

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