El transporte representa para la República Dominicana un problema con múltiples ramificaciones. En el área de pasajeros es un constante dolor de cabeza para usuarios y reguladores, pues se trata de un servicio deficiente y caro en sentido general.

Todavía muy lejos de ser ofertado mayoritariamente en la modalidad colectiva, la forma de operar de las unidades del transporte público de pasajeros están convirtiendo las calles del Gran Santo Domingo en una trampa, en un callejón sin salida.
Ya no hay día ni hora para la movilidad vehicular expedita. En cualquier calle o avenida, sin importar la hora, se forma un taponamiento que superarlo conlleva un largo tiempo. Cruzar la ciudad desde la parte occidental hacia la oriental puede conllevar horas, para un recorrido que tomaba 10 o 15 minutos. Ya no es posible hacerlo en ese tiempo, pese a los túneles y elevados que han sido construidos para agilizar el tránsito.

Las dificultades para llevar a cabo una movilidad ágil, segura y prudente aumentan el consumo de combustible.

Dos eventos que tuvieron lugar la semana pasada en materia de transporte pudieran ser o convertirse en un pequeño rayo de luz en la oscuridad. Un SOS para el trásito.

Uno de ellos, que tomará más tiempo en ser ejecutado y por tanto en dar sus frutos, es el programa para construir parqueos bajo el esquema de alianzas público-privada, iniciativa que en una primera etapa construirá cuatro unidades de parqueos en el Distrito Nacional y una en Santiago. El Plan Nacional de Parqueos de Uso Público, es un programa previsto a ser ejecutado mediante la operación del fideicomiso denominado Parquéate­ _ RD, prevé que los primeros cinco parqueos a ser construidos a partir de este año crearán 2,109 estacionamientos. A más largo plazo el programa, que será siempre bajo el esquema de inversión público –privada y ejecución a cargo el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, contempla otros 20 parqueos.
Es la apuesta del Gobierno para aumentar la capacidad de las vías y de circulación, con un menor costo de combustible y una reducción de la contaminación.

La otra iniciativa de socorro al imposible tránsito es el cambio direccional iniciado en diferentes calles del polígono central del Distrito Nacional.

Se necesitan más medidas, pero era necesario dar el primer paso.

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