Latinoamérica, tradicionalmente vista como el patio trasero de las grandes potencias, emerge como una región de invaluable potencial gracias a su riqueza en recursos naturales esenciales para la ciencia, la tecnología, y la vida cotidiana global. Con casi el 20% de las reservas de petróleo mundial, importantes yacimientos de metales estratégicos, y más del 30% de los bosques primarios, la región se posiciona como un líder en exportaciones naturales y tecnológicas.

En la región se encuentra casi el 20 % de las reservas de petróleo del mundo, al menos el 25 % de algunos metales estratégicos y más del 30 % de los bosques primarios. Las actividades económicas basadas en los recursos naturales representan el 12 % del valor agregado, el 16 % del empleo y el 50 % de las exportaciones regionales, según el Resumen Ejecutivo del “panorama de los recursos naturales en América Latina y el Caribe 2023”, elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Para que se tenga una idea clara de tal potencial, en Bolivia se encuentra la principal reserva de litio, utilizado para el tratamiento de enfermedades mentales como la bipolaridad, en la fabricación de baterías, vehículos eléctricos y celulares, por citar algunos casos. Empresas canadienses, rusas y chinas han hecho acuerdos con el Estado boliviano para la explotación industrial del llamado oro blanco.

Este potencial puede extenderse mucho más, porque Perú, Chile y Argentina también tienen bastante litio, cuyo precio de cara al futuro aumentaría, si continúa el interés por la generación de energía renovable.

Similarmente, Chile tiene una importante industria minera, que le ha dado una posición cimera dentro del grupo de países grandes exportadores de cobre, hierro, entre otros minerales.

Debido a los problemas ambientales que en el pasado crearon empresas mineras en la región y a la desigualdad en cuanto a la distribución de las riquezas, algunos países han decidido nacionalizar sus recursos.

México estatizó la exploración, explotación y exportación del litio, dándole la concesión a una empresa nacional. Bolivia lo intentó durante las gestiones de Evo Morales, pero al final sucumbió al cederle participación a empresas foráneas, tal como citamos anteriormente.

Mientras que el conflicto de intereses no se ha hecho esperar en Guyana, pues las grandes reservas de petróleo en la zona del Esequibo han reavivado una lucha por asuntos territoriales que tiene más de un siglo con sus vecinos Venezuela y Surinam, y tuvo momentos de algidez que han determinado una presencia militar en la zona limítrofe.

Estados Unidos ha dado su respaldo a Guyana, algo lógico porque la empresa ExxonMobil, de capital y origen estadounidense, tiene a cargo los proyectos petroleros más importantes del país suramericano.

Asimismo, Brasil, México, Argentina y Chile, son grandes exportadores de alimentos de origen agrícola y pecuario, a países tan cercanos como Estados Unidos y tan distantes como China, que durante la pandemia del Covid-19 fue uno de los principales receptores de rubros como la soja y la carne.

Además, la creciente urbanización y expansión de la clase media en la región han abierto nuevos mercados para bienes y servicios, lo cual es atractivo para empresas internacionales que buscan diversificar sus operaciones y fuentes de ingreso.

Desde un punto de vista estratégico, la posición geográfica de América Latina, que actúa como un puente entre los océanos Atlántico y Pacífico, ofrece rutas comerciales que resultan esenciales para el comercio global. Esta conectividad potencia alianzas comerciales y políticas, y permite el fortalecimiento de los lazos económicos y diplomáticos a través de acuerdos de libre comercio, alianzas público-privadas y proyectos de infraestructura transcontinental.

Por otro lado, la rápida adopción digital en América Latina, impulsada por una población joven y tecnológicamente hábil, presenta oportunidades sin precedentes para la digitalización de servicios y la creación de soluciones adaptadas a las necesidades locales. Estos factores hacen que la región también pueda asegurar su influencia en un contexto de tendencias globales y soluciones innovadoras.

Ante este interés de las grandes potencias, los países latinoamericanos enfrentan retos y defectos significativos que deben abordarse para alcanzar su pleno potencial. La inestabilidad política, la corrupción y la ineficiencia en la administración pública son problemas que persisten y que socavan la confianza de los inversionistas extranjeros; y, junto a una disparidad social y económica, han solidificado una barrera para el crecimiento inclusivo y la integración regional.

Finalmente es importante destacar que para aprovechar el potencial de la región es sumamente trascendental no repetir errores del pasado en cuanto a la gestión ambiental y a la protección de los recursos naturales, para lograr una distribución más equitativa de las riquezas que generan la explotación de los recursos naturales exportables y garantizar una protección sostenible y eficiente de los mismos.

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