Uno de los temas más recurrentes es el referente al comportamiento humano y normalmente se trata de la educación y/o formación del individuo conforme al ambiente en el cual está enmarcado.

Siempre habrá la necesidad de aludir la manera de mejorar a la sociedad sobre la base de superar su composición, pero los expertos en la materia serían los más llamados en hacer las explicaciones de lugar.

Con ellos, los expertos, aprendemos mucho y adquirimos conocimientos que bien pueden ayudarnos a multiplicar buena parte de sus enseñanzas, esto es a partir de su elocuente condición de maestros.

En efecto, de ellos aprendimos y conocimos la moraleja del padre complaciente que vio morir a su hijo frente a un pelotón de fusilamiento por mal comportamiento social. Triste el cuadro, pero debo continuar la explicación y decir que al condenado se le concedió un mínimo deseo que se limitó a pedir que le acercaran a su padre para “decirle un secreto”.

El papá acercó el oído a los labios del joven quien inusitadamente le arrancó la oreja de una violenta mordida y ni modo de considerar la sorpresa del padre.

El comandante del pelotón fue igualmente sorprendido y ni hablar de los guardias que se disponían a soltar la mortal descarga, todo lo cual sugirió preguntar, por qué había arrancado la oreja a su padre.

El joven condenado se limitó a responder que le había arrancado la oreja a su padre para que jamás olvidara que “si me hubiese halado las orejas cuando inicié el proceso de mi mal comportamiento, hoy yo no estuviera aquí”.

Con esta sencilla ilustración quiero destacar que los padres y las madres están en la obligación, más que en el deber, de orientar a sus hijos, y las autoridades también deben cumplir su rol paternal y cada día planificar la manera de ayudar a la juventud a crecer sana y limpia.

Ocurre, sin embargo, que es una labor muy difícil de cumplir y por esa razón es necesario multiplicar los esfuerzos encaminados a lograr esa finalidad enmarcada en carros de lujo, celulares y notoria diferencia en clases.

De hecho, el tránsito que realizan los jóvenes hacia la adultez implica salvar obstáculos, resolver crisis originadas por el consumismo y la competencia y asimismo por las exigencias y presiones del medio.

De todo caso, hoy les traigo el ejemplo del padre que debe halar las orejas a sus hijos y en otras palabras ofrecer cotidiano seguimiento para evitarles la desgracia de consumir drogas y catalizar a su familia y a la sociedad como un todo.

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