Desde afuera luce que sería un ingrediente interesante para el proceso electoral una alianza de la oposición, inicialmente en las elecciones municipales de febrero, porque serían unos comicios más competitivos. Se enfrentarían fundamentalmente dos opciones: El oficialismo, y la oposición. Este segundo bloque agruparía a prácticamente todas las organizaciones opositoras con unas pocas excepciones, porque hay partidos que no se integrarían a esa coalición, como Opción Democrática y Alianza País. Pero una batalla entre esos dos polos sería una especie de ensayo para la guerra por la presidencia de la República, que en un país presidencialista es lo que más importa, tanto a los actores políticos como a los electores. Sin embargo, el otro escenario, sin alianza opositora, también generaría mucho interés, porque sería la oportunidad para que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y la Fuerza del Pueblo (FP) demuestren su real fortaleza. Son dos partidos que se alimentan del mismo nicho electoral, uno se ha fortalecido con base en las pérdidas del otro, pero cada uno proclama su primacía sobre el otro. La única manera de saber cuál es más fuerte es contar los votos morados y los votos verdes, por separado. En una alianza eso no se vería de manera tan clara.

Mal manejo

Aunque aún no se puede descartar que el PLD y la FP lleguen a algún tipo de acuerdo, y se sabe que en ambos partidos hay dirigentes que quieren la alianza, el mal manejo que se le ha dado al tema ha creado un ambiente de hostilidad entre ambas organizaciones que no existía hasta hace poco. Hay varios ruidos que siguen afectando las relaciones entre morados y verdes. Incluso hay promotores de la alianza que a todas luces han afectado negativamente el proceso con expresiones que, más que juntar a peledeístas y pueblistas, contribuyen a crear más barreras entre ellos.

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