El actual proceso electoral, de cara a mayo-19-, cada vez más se parece, más que a unas elecciones -para decidir sobre el futuro de un país-, una suerte de mercado de baratijas o de “corchos” de lo que el “padre” de nuestra democracia describiera en su libro-novela o ensayo-testimonio “Los carpinteros”. Y hay que resaltar, para fijar o sustentar lo anterior, que, precisamente, post dictadura trujillista en el país despuntaron dos paradigmas de liderazgos y escuela política diametralmente opuesta -política-ideológica-: a) una, la más exitosa -que no puede leerse de calidad ética-filosófica y humanística- sino de tejemanejes, chicanas y fraudes electorales (en fin, un pragmatismo nauseabundo de compraventas salpicado de crímenes, corrupción y, sobre todo, de excesiva represión); y b) la que fundara Juan Bosch, una visión-país y todo un instrumental ético-filosófico-teórico -sobre la historia y el manejo del Estado- para encauzar un país hacia el desarrollo económico -integral-, institucional y de civilidad ciudadana que fue truncado o malogrado en 1963, pero que dejó una verdadera escuela política (1973), a pesar de luces y sombras en el ejercicio del poder -pero, siempre, superior a sus adversarios en el ejercicio de la gestión pública-. En síntesis, la antítesis de lo anterior, es la gestión actual (¡Dios mío! Cuánta degradación política, corrupción pública-privada soterrada, inseguridad ciudadana y delincuencia enquistada en los poderes públicos; además de endeudamiento-país sin precedentes).

Y traemos a colación el referente, para resaltar cómo un proceso y un “partido” en el poder han puesto de manifiesto como nunca antes el grado de degradación política-institucional que padece la sociedad, pues, como bien se dicho, hay actores políticos que hasta “fiao” se están ofertando. Y lo peor de ese cuadro es que un otrora “izquierdista de derecha” se ha convertido en el campeón olímpico -o récord Guinness- de semejante burdel político-electoral, y aún así tiene los timbales de filosofar sobre física cuántica y otras categorías, en su perorata-engañifa, de un “socialismo” de sobaco y partido-ventorrillo. !Vaya veddetto de la política!

He de imaginarnos que Joaquín Balaguer se sentía más que realizado con Quique y Genao -un binomio de “chupe usted y déjeme el cabo”-; o, de otra manera, periferia periodística-mediática del PRM, con el silencio sepulcral, allende los mares, del vate L. Mateo o del conspicuo 1+1, ambos redentores sociales, periodistas-cronistas “de conjuro” y otrora voceros oposicionistas de marchas y gloriosas jornadas, y ni hablar del novelista “Marllame”, pero con la camada de nuevo cuño -“izquierdistas de derecha”, atrapa-cheles, politiqueros y miembros “sociedad civil”-, deberá de estar más que regocijado, que es mucho, reivindicado y reafirmado en su éxito y “escuela”.

En fin, podríamos definir este proceso como una interminable pasarela de vedettos, roba la gallina y un partido-gobierno que ha hecho de la política y el ejercicio del poder un vertedero más incendiario y maloliente que Duquesa en su tiempo. Y con todo y eso, empujan, deshacen y aspiran a reelegirse. Pero, ¿y será verdad que este país votará, en abstención inducida o en masas, por ellos? !Ojalá que no; pero eso nunca se sabe!

En otras palabras, ya no sabemos si estamos en elecciones o, por el contrario, en medio de un carnal de “teatreros” como bien escribiera el inolvidable y agudo Aristófanes Urbáez -El Roedor-. A propósito, leyeron el artículo-poesía del vate Raful de esta semana (está de antología: ¡vivimos en Suecia o Finlandia!). O, quizá, má s próximo: en la era-loa del jefe…

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