Haití surge, diferente a nuestro país, de una rica colonia francesa; la más rica de su tiempo, incluyendo las 13 colonias inglesas que dieron nacimiento a los EE UU. Francia se ocupó de que los colonialistas levantarán plantaciones e ingenios. El siglo XVIII fue el momento de mayor desarrollo de las colonias.

Haití llegó a más de 400 mil esclavos y varios miles de blancos. Se recogen documentos con cifras productivas que sorprenden, porque en ese territorio hoy depredado, no se puede imaginar tantas riquezas.

La Revolución Francesa estalla en 1789; antes ocurrió la independencia de las 13 colonias inglesas, que dio origen a los EE UU. Ambos hechos históricos fueron influyentes para que en 1791 se iniciara la Revolución de Haití.

Los esclavos buscaban su libertad. En Inglaterra se cacareaba, pero no ejecutaba. Los franceses proclamaron con su revolución la libertad y la igualdad, pero esta última la abolió algunos años después de la Toma de la Bastilla.

La figura más sobresaliente en el liderazgo de los esclavos, fue Francois Dominique Toussaint Louverture. Esclavo con más de 50 años de edad, capataz y cochero de la familia Breda.

Organizó sus fuerzas aprovechando un momento de guerra entre Francia y España. Se situó al lado de los españoles para debilitar a los franceses en la colonia, pero cuando autoridades francesas le ofrecieron abolir la esclavitud, se pasó con sus hombres al lado francés.

Su estrategia político militar resultó exitosa. Terminó siendo general de las tropas francesas y logró que fuera abolida la esclavitud, consolidando su propósito esencial.

La parte española de la isla, la que da origen a la República Dominicana, para mediados del siglo XVIII, dice el historiador clásico José Gabriel García, que la población nuestra no sobrepasaba los seis mil habitantes. Terminando ese siglo se registran un poco más de 30 mil y al iniciarse la ocupación haitiana, en 1822, tenía 60 mil.

Conocer la cantidad de habitantes de la época, permite saber de la fuerza laboral y productiva con que se contaba. La pobreza en la colonia española fue de tal naturaleza que para pagarles a los funcionarios coloniales durante la “España Boba”, se hacía desde Puerto Rico; a ese pago se le denomina el “Situado”. Cuando el bergantín llegaba al puerto, los curiosos preguntaban “qué trajo el barco”, expresión hasta hace poco muy usada por los dominicanos.

Napoleón, por presión de los dueños de plantaciones e ingenios, aplastó la revuelta de los esclavos e hizo preso a Toussaint. Éste último lo desafió para asegurar la libertad. Napoleón había anunciado restablecer la esclavitud en la parte española. En ese contexto Toussaint ocupó la parte española y proclamó que la “isla es una e indivisible”. Hoy, de forma absurda, haitianos y dominicanos se refieren a esa expresión fuera de contexto.

Desalines proclama la República de Haití en 1804; muere luego descuartizado por su propio pueblo. En todo el proceso murieron 50 mil franceses y más de 100 mil haitianos. Destruir para vencer quedó en su naturaleza histórica. Ahora lo hace para atacar el hambre. Grandes países hicieron lo inapropiado, animaron a la ONU a enviar en 2004 fuerza militar, la Minustah, para imponer la “paz”, en vez de enseñarlos a producir.

Haití es una deuda a pagar por esos grandes países.

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