Las leyes que rigen los libres mercados establecen que cuando la demanda de un determinado bien, o servicio, es muy alta, y la oferta es muy baja, se genera una irracional competencia por el acceso al bien escaso, o al servicio escaso, y esas leyes se están aplicando con mucha fuerza política y económica frente a las tres marcas de vacunas que ya han sido autorizadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los EUA, por el Reino Unido y por la Unión Europea.

Desde marzo hasta diciembre del 2020 sólo se hablaba de las diferentes formas de propagación del virus, de medidas preventivas para evitar el contagio del virus, de los tratamientos efectivos y de los no efectivos para controlar casos agravados, de los terribles impactos económicos, y de los temores de una población que veía con horror cómo cada día se multiplicaban los brotes del virus y se multiplicaban las muertes por falta de respiradores mecánicos y por fallas graves del sistema respiratorio, sin embargo, el hecho de que la FDA autorizara en fecha 11 de diciembre 2020 la distribución y aplicación de la vacuna de Pfizer, luego, en fecha 18 de diciembre, autorizara la vacuna de Moderna, y luego, en fecha 30 de diciembre, el Reino Unido autorizara la vacuna de AstraZeneca, ha motivado que desde enero 2021 ya no se hable tanto del virus, como se hablaba antes, sino que hoy se habla de las vacunas, de la eficacia de cada vacuna, y del acceso a esas vacunas.

Y es que en un mundo donde habitan más de 7,000 millones de personas, la capacidad de producción de vacunas es muy inferior a la demanda de los gobiernos para atender a su población, por lo que en todas partes del mundo los gobiernos hoy están siendo evaluados por la gente por su capacidad para gestionar, contratar, y “pelear” hasta lograr conseguir y suministrar las esperadas vacunas, aunque sean partidas menores que le permitan a la población sentir que se hacen esfuerzos para iniciar la vacunación, y eso quedó más que demostrado cuando el Parlamento Europeo amenazó a la farmacéutica AstraZeneca con llevarle a los tribunales si no cumplía los acuerdos contractuales para el suministro de vacunas a todos los países miembros de la Unión Europea, logrando que AstraZeneca cambiara su cronograma de despachos y priorizara a los países ricos de la Unión Europea, en detrimento de países pobres que no tienen las fuerzas políticas y económicas que tiene la Unión Europea.

Está claro que Donald Trump perdió abrumadoramente las elecciones de noviembre pasado por el mal manejo que dio a una pandemia que desde el principio subestimó, lo que convirtió a Estados Unidos en el país más impactado, con 28 millones de contagios y 500 mil muertes, por lo que el nuevo presidente Joe Biden entendió que la respuesta esperada por la población era la distribución e inmediata aplicación de las vacunas de Pfizer y de Moderna, logrando que al día de hoy se hayan aplicado 54 millones de dosis que cubren, en primera dosis, al 12% de su población, de las cuales 6 millones de dosis han sido aplicadas en California, 4 millones en Texas, 3.5 millones en La Florida, y 3.5 millones en New York, por ser los 4 Estados más impactados por contagios y muertes, mientras los demás Estados ya han recibido entre 1.8 millones de dosis y 500 mil dosis, cantidades que irán subiendo porque EUA comenzó aplicando 500 mil dosis diarias en fecha 15 de diciembre, y hoy, 15 de febrero, ya está aplicando 2 millones de dosis diarias, lo que le ha permitido bajar de 340 mil nuevos contagios diarios que tenía a principio de enero 2021, a 86 mil nuevos contagios diarios al día de hoy, es decir, los nuevos contagios en EUA han bajado un 75%, gracias a las vacunas.
Pero la Organización Mundial de la Salud se ha quejado públicamente del proceso de acaparamiento de vacunas, porque muchos países muy ricos han contratado 4 y 5 veces más vacunas que las requeridas por su población, y lo peor es que bajo ese esquema los más perjudicados son los países pobres que no tienen la fuerza política, económica, diplomática, ni legal, para exigir a las farmacéuticas la entrega inmediata de las partidas requeridas para atender a médicos que, por estar enfrentando al virus, están más expuestos al contagio y a la muerte, y aunque la República Dominicana contrató a tiempo 10 millones de dosis con AstraZeneca, 8 millones con Pfizer, 2 millones con el acuerdo COVAX, y ahora 768 mil dosis con Sinovac, y se anuncia que llegarán 110 mil dosis desde la planta india de AstraZeneca, lo cierto es que todavía no hemos recibido una sola vacuna, porque en esta competencia entre países muy ricos y países pobres, los países muy ricos siempre tendrán mayores posibilidades de presionar y ganar, sobretodo si se trata de vacunas que han de evitar contagios y muertes, y donde la irracional pelea por el acceso a las vacunas es “a muerte”, pues ningún país muy rico entra en razón cuando de por medio hay una pandemia que amenaza a su población, demostrando que no les importa la vida de la gente de ninguna otra nación.

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