La inflación es sin duda unos de los principales desafíos que genera preocupación a nivel mundial y nacional. En Estados Unidos, la inflación, interanual, registró su incremento más alto en 40 años, un 7% en diciembre año 2021 y 7.5% en enero de 2022. Mientras que, en Europa, los 19 países que forman parte de la unión monetaria del euro en el 2021 han tenido una inflación promedio de un 5% que es el más alto desde la existencia de la eurozona.
Un análisis del prestigioso periódico estadounidense Wall Street Journal plantea que los precios están subiendo en toda la economía estadounidense, pero no de manera uniforme. Los precios de los autos usados aumentaron un 40,5% en enero respecto al año anterior. Los precios de los alimentos subieron un 7 %, el aumento más pronunciado desde 1981. Los precios de los restaurantes registraron el mayor aumento desde principios de la década de 1980, impulsados por un aumento del 8 % en los precios de la comida rápida con respecto al año anterior. Los precios de los comestibles aumentaron un 7,4%, y los precios de la carne y los huevos continuaron subiendo a tasas de dos dígitos.

Los precios de la energía aumentaron un 27 %, disminuyendo desde el máximo de noviembre del 33,3 %, pero el aumento en los costos de la electricidad fue particularmente fuerte en comparación con las tendencias históricas.

Las alzas de precios están ejerciendo presión sobre los consumidores, con la inflación agregando hasta 250 dólares por mes a los gastos de vida de las personas y de las empresas que luchan por mantenerse al día con el aumento de los costos de materiales y mano de obra.

Las proyecciones internacionales hacen pensar que este flagelo de la inflación seguirá en auge al menos hasta el 2023. De conformidad con un reciente informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), el informe “Actualización Perspectivas de la Economía Mundial: Creciente número de casos, una recuperación interrumpida y mayor inflación”, se estima que la inflación mundial se mantenga elevada a corto plazo, promediando 3.9% en las economías avanzadas y 5.9% en las de mercados emergentes y en desarrollo en 2022 y para el 2023 sea de un promedio de 2.1% y 4.7% respectivamente.

En el caso dominicano, la inflación interanual al cierre del 2021 fue de 8.50% según cifras del Banco Central, este es el monto más alto en 14 años. En adición, tenemos la quinta inflación más alta de la región de América Latina, solamente superados por: Argentina, Haití, Venezuela y Brasil.

De conformidad con las cifras del Banco Central, la inflación sigue creciendo ya que ha experimentado una variación de 1.18% en enero 2022 con respecto al mes de diciembre de 2021, mientras que la inflación interanual, medida desde enero de 2021 hasta enero 2022 se colocó en 8.73%.

Esta situación de la inflación se podría agravar más por el incremento internacional de los precios del petróleo, el gas y el carbón que son las principales fuentes de la energía que usamos en el país. Se proyecta que durante este año los precios del petróleo subirán aproximadamente 12%, y los del gas natural, alrededor del 58%.

En definitiva, la inflación se ha convertido en la principal preocupación para la sostenibilidad de la recuperación económica y para la economía particular de las familias dominicanas.

La amenaza de la recesión

El impacto de la inflación ha provocado que los bancos centrales y gobiernos busquen cómo detener este flagelo. La herramienta más usada es el retiro de los programas de expansión monetaria y el aumento de las tasas de interés con la finalidad de restringir la cantidad de dinero circulante para detener la inflación. En el caso dominicano, el Banco Central en apenas tres meses ha subido la tasa de interés en 200 puntos.

En Estados Unidos, en menos de un año, la Reserva Federal (FED) pasó de no proyectar aumentos en las tasas de interés antes de 2024 a señalar que subirá las tasas en su próxima reunión, del 15 al 16 de marzo, por primera vez desde 2018. No obstante, los inversores han estado anticipando un aumento de medio punto en lugar de un cuarto de punto en esa reunión, que sería la más grande desde el año dos mil.

Sin embargo, a nivel global se discute que el riesgo es que la lucha contra la inflación provoque una nueva recesión, como ocurrió en la década de 1980 cuando Paul Volcker, el presidente de la FED de ese momento, subió de forma agresiva la tasa de interés deteniendo así la inflación, pero provocando a su vez una grave recesión económica. En consecuencia, según diversos analistas consultados por el Wall Street Journal, históricamente, la Reserva Federal no ha podido reducir la inflación sin una recesión.

En definitiva, esperemos que, con las medidas para detener la inflación, no ocurra como se dice popularmente: que la cura resulte peor que la enfermedad.

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