La reactivación manufacturera de Estados Unidos necesita mano de obra

RD puede ayudar; published the Floridian, June 1, 2025.


Los aranceles del presidente Trump se diseñaron para traer empleos manufactureros de vuelta a Estados Unidos, y en gran medida, lo han logrado. Empresas como Quaker City Castings, en Ohio, reportaron un aumento del 25% en los pedidos, ya que comenzaron a abastecerse de piezas a nivel nacional. El objetivo de reactivar la industria estadounidense está cobrando impulso. Pero falta una pieza clave: los trabajadores.

Estados Unidos tiene actualmente casi medio millón de empleos manufactureros vacantes. En fábricas como Quaker City, los puestos existen, pero pocos están dispuestos a ocuparlos. El trabajo es físicamente exigente, el salario está por debajo del promedio del sector privado y los horarios rígidos ofrecen poca de la flexibilidad que la fuerza laboral actual demanda cada vez más. Incluso cuando los salarios suben, como lo han hecho en un 30% en Quaker City desde la pandemia, la retención de trabajadores sigue siendo un gran desafío.


¿Y si la solución no se limita a la mano de obra nacional? ¿Y si parte de la respuesta reside en nuestros vecinos caribeños?


La República Dominicana ofrece un modelo atractivo y una posible alianza. Su economía se sustenta no solo en el turismo, sino también en un próspero sector manufacturero de Zonas Francas (ZF), respaldado por políticas que favorecen la inversión, mano de obra cualificada y una infraestructura en crecimiento.

Estas ZF han atraído a empresas globales y han creado miles de empleos en el sector manufacturero gracias a unas aduanas simplificadas, incentivos fiscales y una sólida capacitación laboral. Mientras que Estados Unidos tiene dificultades para cubrir puestos y aumentar la producción rápidamente, la
República Dominicana ya cuenta con una fuerza laboral industrial preparada y acostumbrada a las demandas de la manufactura, y está geográficamente cerca.


Fortalecer los lazos económicos, expandir las empresas conjuntas e integrar estratégicamente la capacidad manufacturera dominicana en las cadenas de suministro estadounidenses podría aliviar la presión sobre las fábricas estadounidenses, manteniendo al mismo tiempo la competitividad regional. Esto no sería una cesión, sino una alianza estratégica. Las empresas estadounidenses podrían aprovechar las ventajas laborales de la República Dominicana, a la vez que continúan invirtiendo en la producción
nacional de componentes de alto valor y tecnología avanzada.

La República Dominicana, a su vez, proporcionaría un flujo constante de trabajo y empleos a su mano de obra altamente capacitada. La creación de un modelo híbrido, donde los procesos intensivos
en mano de obra se deslocalizan a vecinos de confianza como la República Dominicana, podría aliviar la escasez de mano de obra sin socavar la industria estadounidense. Como socio comercial, la República Dominicana es un socio importante, con un intercambio comercial de 20.600 millones de dólares en 2024.

El balance económico de la República Dominicana también brinda estabilidad a los inversores del sector manufacturero. Si bien el turismo sigue siendo su principal fuente de ingresos, la diversificación del país hacia la manufactura y la minería, en particular el oro y otros metales, ha fortalecido su economía.


Los empleos en las Zonas Francas contribuyen directamente al desarrollo regional y ofrecen una sólida alternativa a la emigración, lo que significa que su fuerza laboral permanece en casa, capacitada y empleada, lo que fortalece su capacidad para generar riqueza generacional futura y contribuye a nuestra prosperidad.

Mientras tanto, en las escuelas secundarias estadounidenses, antes rodeadas de acerías, los estudiantes están abiertos a carreras profesionales, pero a menudo se decantan por empleos mejor remunerados y más flexibles en la construcción o la logística. Por lo tanto, la manufactura sigue siendo difícil de vender, especialmente con el recuerdo de los despidos aún presente en muchas comunidades. Esta alianza crearía una nueva definición de manufactura, más amplia e inclusiva, que incentivará a nuestros jóvenes a ampliar su visión de las posibilidades para un futuro mejor.

Si Estados Unidos desea reconstruir su fuerza manufacturera, debe replantearse no solo cómo fabrica sus productos, sino también dónde. En una economía globalizada, las alianzas regionales ofrecen más que solo eficiencia económica. Proporcionan resiliencia, flexibilidad y acceso a mercados laborales que complementan, en lugar de competir, con los trabajadores estadounidenses.

Estados Unidos no necesita actuar solo. La República Dominicana, ya un socio comercial clave
con intereses compartidos y proximidad geográfica, puede ser parte de la solución a
nuestra escasez de mano de obra manufacturera.

Por Alberto J. Piantini

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