En las últimas semanas, la República Dominicana ha sido testigo de eventos que han dejado a la nación perpleja y conmocionada. Dos casos recientes destacan la urgencia de prestar mayor atención a la salud mental: una madre decapitó a su hija de seis años en Santo Domingo Este, y otra agredió brutalmente a su hija de nueve años en Moca, causándole una herida en el cráneo.
Ambos incidentes, aunque diferentes en sus detalles, comparten un denominador común que no se puede ignorar: la necesidad urgente de abordar la salud mental en la sociedad dominicana. No hay que ser un super psicólogo o psiquiatra para observar rasgos de conductas muy anormales a lo que se supone debe ser y más tratándose de una madre en relación con un hijo.
Estos incidentes no son simplemente actos de violencia; son gritos de auxilio de personas que han sido víctimas de su propia mente desatendida, a veces sin una vista dentro de ellas mismas, en episodios que anteceden y podrían anticipar desenlaces como estos.
Con solo ver los noticieros no se puede hablar de un diagnóstico, incluso hacer inferencias sería muy atrevido, por lo que este artículo no pretende hacer eso. Más bien, es insistir en el llamado de alerta para que la salud mental sea una prioridad nacional.
La salud mental en la República Dominicana es un tema crítico que requiere atención urgente. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que un 18% de los dominicanos sufre de algún tipo de trastorno mental, y la tasa de suicidios ha ido en aumento en los últimos años. En 2021, el país reportó una tasa de suicidios de 7.9 por cada 100,000 habitantes, una cifra que ha ido en ascenso debido al impacto de la pandemia de COVID-19 y otros factores socioeconómicos.
Además, un estudio realizado por la Oficina Nacional de Estadística (ONE) en 2022 reveló que solo el 15% de las personas que padecen de trastornos mentales graves reciben tratamiento adecuado. La falta de recursos, el estigma social y la escasez de profesionales de salud mental en el sistema de salud público son factores que contribuyen a esta alarmante estadística.
La República Dominicana enfrenta un desafío significativo en términos de recursos dedicados a la salud mental. A pesar de algunos avances, la infraestructura sigue siendo insuficiente, y la educación sobre la importancia de la salud mental es limitada. Muchos dominicanos aún ven los problemas mentales con estigma o desconocimiento, prefiriendo ignorar los síntomas o tratarlos de manera inadecuada.
Es crucial que el país invierta más en servicios de salud mental accesibles para toda la población, acercar la salud mental a la comunidad, a los barrios, a las clínicas rurales. Esto incluye no solo más clínicas y profesionales capacitados, que los tenemos, sino también programas de sensibilización que eduquen a la población sobre la importancia de buscar ayuda antes de que las situaciones lleguen a un punto de no retorno.
Un Llamado a la Acción:
Los recientes acontecimientos deben servir como un llamado a la acción para las autoridades y la sociedad en general. La salud mental no debe seguir siendo un tema tabú ni relegado al último plano de las políticas de salud. Es vital que se implementen políticas públicas efectivas que aseguren no solo que todas las personas con trastornos mentales reciban el tratamiento y el apoyo que necesitan, sino que existan programas preventivos para trabajar la mente a través del deporte, a través de la alimentación, a través de la meditación, de caminatas, de conversaciones, de facilidades para que una persona no se vea al borde del estrés crónico (bournout) por el pluriempleo debido a que no le alcanza para sostener a su familia, que se pueda tener acceso a ratos de diversión sana, una película, un concierto, etc.
Si no actuamos ahora, seguiremos viendo cómo la desesperación y el dolor se manifiestan en tragedias evitables. La salud mental debe ser una prioridad nacional, no solo para prevenir estos incidentes, sino para mejorar la calidad de vida de todos los dominicanos.
Este artículo es un llamado urgente para que se tome en serio la salud mental en la República Dominicana, destacando la necesidad de recursos, educación y apoyo para prevenir futuras tragedias.