Por primera vez, un presidente en ejercicio visita la sede de nuestra Fundación Joaquín Balaguer. El pasado viernes 5 de abril, don Luis Abinader Corona nos distinguió con su presencia.

El ministro de Industria, Comercio y Mypimes, licenciado Víctor Bisonó Haza y quien suscribe, miembro y presidente, respectivamente, del Consejo Rector de la Fundación, nos sentimos muy honrados de recibirlo y acompañarlo durante el recorrido por las diferentes áreas de la que fuera vivienda del 7 veces presidente de la República.

En la biblioteca particular del doctor Balaguer –escenario de tantos encuentros– donde reposan 4,450 volúmenes escogidos personalmente por él, nos esperaban los demás miembros del Consejo Rector de la Fundación.

El presidente Abinader, con su proverbial sencillez, saludo a los asistentes y ocupó asiento en la mesa principal. Iniciamos el intercambio protocolar agradeciendo, en nombre del Consejo Rector, su deferencia al visitar el santuario de todos los que profesamos el balaguerismo.

Al hacerle entrega de las obras literarias del doctor Balaguer, le recordamos la vigencia actual de La Isla Al Revés y El Centinela de la Frontera, aprovechando la ocasión para resaltar la forma prudente pero firme en que está manejando la crisis de Haití, al tiempo de expresarle nuestra profunda satisfacción por su valiente posición ante los organismos internacionales.

Le ofrecimos el respaldo monolítico de la Fundación en ese tema, así como en su lucha por la transparencia y contra la corrupción administrativa, entre otras acciones encomiables de su gobierno.

El presidente de la República, al término de nuestras breves palabras, expresó su deseo de que el público tenga acceso a todas las edificaciones que, como nuestra Fundación, forman parte del patrimonio histórico de la nación, para la formación ciudadana y el conocimiento de nuestra historia. Nos ofreció todo su apoyo para hacer realidad este proyecto.

En esa dirección, mencionó, entre otras, la rehabilitación de los museos de la Plaza de la Cultura, la Fortaleza Ozama, el Museo de las Casas Reales y el Faro a Colón, resaltando la cantidad de visitantes y turistas que reciben, al igual que otros proyectos de su gobierno que tienen origen en iniciativas del doctor Balaguer.

Mientras el presidente de la República hablaba y exponía con maestría su clara visón del país, pudimos establecer ciertos paralelismos entre sus acciones y las del presidente Balaguer que, salvando las distancias y las circunstancias, los acercan.

La reforma agraria del presidente Balaguer distendió una situación social injusta que no toleraba más tiempo. El presidente Abinader hace entrega de sus títulos definitivos a los campesinos.

El énfasis que ha puesto el Gobierno en la Zonas Francas, iniciativa del doctor Balaguer en 1968, incluyendo el cambio a las de tecnología más refinada, sigue consolidando el desarrollo nacional.

El presidente Balaguer siempre consideró que tanto el fortalecimiento del sector privado como el de la industria contribuían a la gobernabilidad y al crecimiento del país. El presidente Abinader, con las alianzas público-privadas, ofrece participación al sector privado en el avance del país.

El presidente Balaguer publicaba mensualmente los ingresos y egresos del gobierno, así como los pagos a los contratistas. Hoy, el presidente Abinader tiene una cruzada por el cumplimiento de la ley de transparencia en el uso de los recursos del Estado.

El presidente Balaguer, con las presas, producía energía sin contaminación, y el presidente Abinader, mediante el uso de los parques de energía solar y de la energía eólica coincide en su preocupación por el medio ambiente.

Estas similitudes abarcan el manejo prudente pero firme del problema haitiano.

El presidente Abinader, luego de conversar con los miembros de la Fundación y atender gentilmente los requerimientos fotográficos, se despidió y le agradecimos nuevamente el privilegio de su visita de más de una hora.

Viene a mi memoria Henry Kissinger cuando afirma que la mayoría de los líderes no son visionarios sino ejecutivos y buenos administradores que, en períodos de crisis – pensé en la pandemia- le convierten en transformadores que entienden su deber preservar la sociedad, manejando las circunstancias sin permitir que las mismas lo desborden.

Esos líderes abrazan el cambio y el progreso, mientras auspician la motivación y el desarrollo en sus seguidores, fomentando un ambiente de trabajo ético, con prioridades claras, dando ejemplo de valores morales, pues hacen suya la sentencia del Marqués de Valmar: “La moral no se impone por decreto. Se infunde con el ejemplo”.

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