Hoy, 14 de febrero, día de San Valentín, día del amor y la amistad en muchos países. Día para vestimentas coloridas, en peculiar simbiosis de lo pasional del rojo y la pureza del blanco.

Celebración cristiana con profundas raíces históricas, “mesturadas” con leyendas y tradiciones, con origen en tres mártires: un sacerdote que ejercía su creencia en las doctrinas del amor por Cristo, en las mazmorras de cárceles romanas, casando soldados, dándoles otro estatus. Otro Valentín se dedicaba a “preparar espiritualmente” a presos para el martirio y la muerte. Otra vertiente del Valentín de Roma, lo relaciona con la orden de ejecutarlo y su contacto con la hija ciega del Juez de la Prisión, que logró la vista para leer una nota de amor que el mártir preso le escribió y que decía: “Tu Valentín”. Otra teoría considera que fue una estrategia del Papa Gelacio I, para romper con las fiestas romanas de “Las Lupercales”, violenta celebración de la fertilidad, donde se flagelaba a las mujeres con tiras de piel de perros y cabras, sacrificadas para tal fin, untados de la propia sangre del animal. Existen Indicios de que el 14 de febrero del 494, se celebró por vez primera San Valentín, como expresión del amor. El Concilio Vaticano II, iniciado por Juan XXIII y bajo la guía de Pablo VI, su sucesor, en 1965 “destutanó” al santo, eliminándolo de la liturgia católica. Tiempo de expresar sentimientos pasionales, de amor en todas sus manifestaciones: en la familia, con sus lazos particulares e individuales, núcleo donde se aprende su valor con uniones indisolubles con quien nos dio el ser y el hilo de plata que ata con el padre, progenitor y símbolo jerárquico. El amor pasional, que nubla sentidos y despierta el yo interno, en sublime mezcla de lo emocional con lo físico y al que le han cantado los artistas, cantores, poetas, en toda sus manifestaciones, con el sexo como manifestación suprema. El cariño y los afectos, construidos a pulso con las expresiones simples de la cotidianidad. La amistad, soporte vital de las relaciones primarias entre individuos, que teje lazos a prueba de descreimientos, amor con “cachaza y cuero duro”, resistente al tiempo y las distancias. El aprecio y los afectos, tipos de amor elemental de intensidad media, que abre puertas y facilita relaciones. San Valentín, como recurso comercial convierte el amor que celebra, en utilidades mercantiles para quienes lo propician. El simbolismo más socorrido en esta era de lo audio visual: corazones rojos, Cupidos, Dios Romano que a flechazos conseguía el enamoramiento “de perro” de los seres humanos, con caprichosa “maldad” que “desacata” a hombres y mujeres. Atrévase usted, apreciado lector, a expresar hoy cualquier forma de amor que su corazón abrigue. Déjelo salir de forma espontánea y sincera. Atrévase a decir: “Te quiero”, a quien merezca lo mejor de lo que tu ser produce: amor… regalo que nada material supera.

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