Al año 2023 le quedan solo dos semanas. Se dice fácil, pero cuando uno trata de imaginar todo lo vivido en este trayecto, es cuando nos damos cuenta de que, a pesar de lo corto que parezca un año, en realidad es un tiempo suficiente para muchas cosas.

Será difícil enumerar por mes, lo vivido en estos 12 meses, pero no para todos los acontecimientos, estoy más que segura, que para mucho de lo transcurrido, recordaremos con facilidad, el lugar, el día, el mes, la hora, y hasta las circunstancias que rodearon ese hecho. Serán parte de esas cosas inolvidables, que nos marcaron para bien o para mal, cosas que nos marcaron para siempre.

Las personas suelen decir que de la vida prefieren recordar lo bueno. Sólo esos momentos y situaciones que los hicieron felices. Eso es bueno, pero no debemos olvidar aquellas cosas que nos dolieron, que no fueron tan buenas, aquellas cosas que nos lastimaron, pues son estas, las que nos dejan las mejores lecciones, las que nos ayudan a ser más cuidadosos.

Cada vez que dejamos un año atrás y recibimos otro nuevo, casi de forma automática, comenzamos a hacer balance, más de lo que no hicimos, que de lo pudimos completar. Así somos.

Como si se tratara de una rendición de cuentas, ofrecemos detalles de lo realizado y pedimos más tiempo para completar lo que nos faltó.

Lo más importante es agradecer por todo lo vivido en el 2023, si importar cuan difícil fue la lección, al final, lo mejor es el aprendizaje.

Quizás recibimos fuertes golpes y en el intento por devolver esos golpes, resultamos más lastimados. Ese es el precio a pagar por los riesgos que tomamos.

Es cierto, no para todos fue un buen año, para muchos, será un antes y un después, para otros solo un año más y quizás para unos, fue el año que les permitió entender que el por siempre, solo es un tiempo más o menos largo.

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