Siempre he pensado que en el mundo no existe actividad masiva y exitosa que la pueda desarrollar un ser humano solo. Todo inicia con las ideas de alguien, sus ejecuciones y la participación de otros para dimensionarlas. Pueden ser empleados, colaboradores o clientes, pero todos son importantes.
Los deportes no escapan a ello.
Las principales manifestaciones deportivas necesitan de esfuerzos corales para desempeñarse, y todas las disciplinas también, incluso aquellas en la que el protagonista se ve solo en escena. Tenistas, ciclistas, pesistas, karatecas, nadadores son algunas muestras porque aunque se vean solos, han necesitado por lo menos de profesores y entrenadores.
Ni hablar de lo que pasa en los eventos. Desde los Juegos Olímpicos o el Mundial de Fútbol, hasta un torneo barrial necesitan a más de uno enfocado en el objetivo para desarrollarse.
Por eso veo que no es casualidad lo que aquí está sucediendo.
El crecimiento vertiginoso que lleva la Liga Dominicana de Fútbol (LDF) se debe a esas relaciones que tiene la directiva con las autoridades, con sus clubes integrantes, estos a su vez con sus comunidades, con sus fanáticos y la prensa.
Pero sobre todo a esas relaciones que tiene el presidente de la LDF, ingeniero Manuel Estrella, quien ha dispuesto de todos sus recursos posibles para empujar la liga al éxito seguro, siendo uno de sus principales la gran cantidad de amigos y relacionados que se han sumado a la causa por él.
Estas son algunas de las razones por las cuales los miembros que integran la entidad no han querido que el ingeniero Estrella entregue la presidencia de la LDF como comentó en octubre al terminar la temporada, aunque se le cumpla el período. Ellos quieren que se quede al menos dos años más.
Una cabeza con ideas claras, más el esfuerzo compartido de los relacionados vinculados, siempre darán un resultado positivo.
Sin lugar a dudas que las relaciones son la clave del éxito.
