Los dominicanos celebraremos esta Navidad de la mejor manera posible, con pandemia o sin pandemia, con toque de queda o libres para hacer y deshacer, con vacuna o sin vacuna, con dinero o sin dinero. Eso está en nuestra sangre y no hay poder humano que lo evite, lo que no necesariamente resulta positivo.

Siempre hay que recordar que en este tiempo se necesita prudencia, sobre todo con los verbos gastar y consumir, pero ahora ese mensaje debe ser más consistente. En estas navidades, por razones del COVID-19, debemos ser más moderados que nunca, pues no se sabe en qué pie estamos parados y mucho menos lo que nos espera en el porvenir cercano.

En estos días miles de trabajadores recibirán su salario de Navidad o la proporción correspondiente, incluyendo los suspendidos que son y han sido beneficiados por los programas FASE I y FASE II. Por desgracia, muchos negocios cerraron, dejando a miles sin empleo y por diversas razones no contarán con la ayuda del gobierno.

Este dinerito probablemente no rendirá. En el mejor de los casos y actuando correctamente, alcanzará para la cena de Nochebuena, comprar regalitos a nuestros seres queridos y tal vez mejorar la casita. Otros amortizarán las deudas acumuladas, tratando de llegar a enero con menos dificultades. En fin, cada cual tiene sus problemas y buscará la manera de enfrentarlos. Lo importante es que esos chelitos que entren no sean derrochados.
Navidad significa sosiego, paz y esperanza. Evitemos los excesos, que el mundo no se acaba con el año, que luego nos arrepentimos, pero nos percatamos cuando ya tenemos la soga al cuello. Preocuparnos por cosas superfluas es absurdo, es un irrespeto a nuestras familias, que de seguro tienen necesidades que merecen atención y recursos. Antes de comprar, pensemos en lo que falta en el hogar. Es asunto de prioridades.

En diciembre abundan las malsanas tentaciones y la pérdida del buen juicio. Vemos a personas de escasos recursos económicos que gastan en bebidas el equivalente de lo que le falta a su hijo para completar el año escolar con mejores condiciones dentro de la virtualidad. Y hay gente rica que se burla de sus hermanos cuando en una noche despilfarra cien veces más de lo que le paga en un año al jardinero de su mansión.

Usemos con sentido común el salario de Navidad y todo lo que podamos adquirir por otras vías, que esto no es un juego de niños. Hablamos hasta de sobrevivencia. No olvidemos que estamos en pandemia, así que cuidemos por igual nuestra salud y no arriesguemos la de los demás. Confiemos en que el 2021 nos encuentre siendo más responsables.

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