Ahora que se ha desarrollado en el país una profunda conciencia ambiental colectiva y se han formado movimientos con preocupaciones genuinas sobre el tema, es el momento idóneo para retomar la petición de que se elabore y promueva la aprobación de una ley especial con miras a proteger los ecosistemas y sancionar a quienes los afecten.
Los daños causados a los ecosistemas en República Dominicana como consecuencia de la tala y quema indiscriminada de las zonas boscosas amerita una legislación distinta a la Ley General de Medioambiente, más detallada y precisa para castigar esta práctica tan perjudicial.

Las autoridades para hacer un trabajo de cuidado y vigilancia de los bosques necesitan ser provistas de todas las herramientas para evitar daños ambientales causados por el hombre.

Genera gran preocupación la gran cantidad de incendios forestales ocurridos en el pasado reciente y en la mayoría de los casos se trató de prácticas intencionadas y llevadas a cabo por personas que quieren aprovechar un terreno para beneficios personales sin importarles el alto costo que esto constituye para el país.

Ha ocurrido con importantes áreas protegidas y Parques Nacionales como los conocidos casos en Los Haitises y los incendios provocados por desconocidos en Polo, Barahona, zona en la que se encuentra la única reserva de biósfera del país.

Es por esto que el tema es urgente pues hace falta normativa nueva para castigar drásticamente a quienes dañen los ecosistemas o al menos una modificación de nuestra actual ley para incrementar las penas por estas acciones criminales.

Otra medida interesante podría ser la creación una jurisdicción especializada en medioambiente y recursos naturales, pero no como la existente en el Ministerio Público que no está compuesta del todo de personas capacitadas profundamente en la materia, sino, un tribunal cuyos miembros sean entrenados de manera específica para lidiar con atino estos casos.

Lo que hace unos años parecía para muchos un tema romántico y del futuro muy lejano, ha demostrado ser en la práctica, con tristes catástrofes naturales, una situación delicada del presente a la que hay que poner una mayor atención.

El ecocidio, una especie de homicidio contra los recursos naturales, no sólo daña una zona, sino que constituye una bomba de tiempo que daña el país y eventualmente el planeta, en perjuicio indiscutible de los individuos que habitan en él.

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