Pero como los niños luchaban dentro de su seno, ella se preguntó: “Si esto va a seguir así, ¿para qué sigo viviendo?”.
Entonces fue a consultar al Señor, y él le contestó: “Dos naciones hay en tu seno; dos pueblos se dividen desde tus entrañas”. “Uno será más fuerte que el otro, y el mayor servirá al menor”, Génesis 25: 22-23. La bendición que Dios tiene para tu vida no depende de lo que hagas, de tus méritos o de tu esfuerzo, ya ha sido decidida y decretada antes de nacer. No depende de cuánto trates de sobresalir, o cuánto trates de frenar a otro, Dios quiere que te aferres a Él y que no lo sueltes jamás. Él es tu bendición. ¡Confía, sucederá!

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