Nuestra actitud proyecta lo que tenemos en mente, y la percibe hasta el más indiferente, por tanto, cuidado, porque no existe tal cosa como “eso fue de la boca para afuera”; los sentimientos traicionan, las emociones se disparan y las sorpresas nublan la vista. No obstante puedes prepararte para un “de repente” solo, no obedezcas ciegamente al corazón y entrena tu mente, no todo es como parece y nada es cien por ciento como dicen. Por si acaso, tómate tu tiempo, por si las dudas di siempre la verdad y por si te equivocas, se humilde. Cuando estés molesto, no tomes decisiones, cuando tengas prisa, piénsalo dos veces, cuando tengas mucha hambre, come la mitad, cuando estés eufórico no te comprometas. Cuidado, no te traiciones por causa de tus emociones.

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