La sobriedad es asunto de conciencia, es la necesidad de mantenernos libres de elementos embriagantes y contaminantes que te desenfocan de tu propósito. La sobriedad espiritual y física están revestidos con la seguridad y paz que se obtiene en la presencia del Señor. Es la virtud de quienes creen en la disciplina, la responsabilidad y la prudencia; la coherente articulación de nuestras palabras, los niveles de sabiduría usada en nuestras decisiones y la paciencia aplicada en las crisis de la vida la hacen manifiesta. Por ello necesitamos ser libres de ansiedades, temores, turbación e inseguridades. Es imperativo que Dios tenga el control de nuestras vidas ante lo que podemos impedir y nosotros el dominio de nuestra mente ante lo que hemos de dar cuenta. ¡La sobriedad es la clave de la paz!