Se nos ha dado oídos para capturar lo que proviene del mundo externo, recibir lo que habita en el interior del hombre y discernir lo divino, por eso “la fe” viene por el oír y oír palabra de Dios; también se nos dio vista para observar y entender lo que nos rodea en el mundo material. Hablamos lo material o inmaterial. Jesús dijo: “Mis palabras son espíritu y vida”, sus palabras son la moneda más alta que puede correr para cambiar circunstancias, revertir crisis, renovar mentes, sanar cuerpos, limpiar almas, curar heridas, producir cambios, sostener relaciones, extraer verdades, lidiar con el caos, creer lo imposible, declarar lo inconcebible, saldar deudas, cerrar abismos, su palabra es nuestro capital, verdades superiores al oro! ¡Quien tiene una palabra de Dios, tiene la victoria!

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