Los mejores momentos, planeados o no, ocurren con quienes amamos, valoramos o admiramos. Traen el anhelo a la realidad y suelen ser tan breves como el paso de un cometa, pero su fulgor aumenta mientras recorren el universo del alma. Son como la lluvia tardía que rellena el pasto, como ola que rompe en la roca arropando la costa.

No son momentos, son mucho más, son vida encapsulada en fragmentos, esencia que traspasa el cuerpo, la mente, la distancia y el tiempo, te persiguen como una sombra, pero te liberan en una risa; no se acomodan en tu lógica, ni se fragmentan en lágrimas. Son latidos profundos, que eclipsan la luna con un solo recuerdo, susurrando poemas o tarareando verdades. Tus mejores momentos no son con gente de un rato.

Posted in Rosas para el alma

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