Si evaluamos cómo se está haciendo la renovación del liderazgo político nacional nos encontramos con que se ha legalizado el liderazgo político como herencia. Tal como se maneja la sucesión del liderazgo empresarial. Con la salvedad de que en el caso de los partidos aparte de familiares directos se incluye a los indirectos y afectivos, por eso vemos surgir nuevos talentos políticos que son las novias, amantes, esposas, cuñados, primos, vecinos y hasta testaferros del político consolidado. Es poco el liderazgo comunitario. El tema es apasionante y de muchas aristas. Empecemos por ver los hijos de los presidentes del PRD: José Rafael Abinader: Luis, Hipólito Mejía: Carolina y nieto. Salvador Jorge Blanco: Orlando y Dilia Leticia. Antonio Guzmán: Sonia y nieto.

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