Nuestro viejo y muy querido amigo el Diccionario, haciendo honor a su más que probada virtud y sapiencia, si le preguntamos acerca de la amistad, no dirá en breve líneas que es un sentimiento personal, puro y desinteresado, ordinariamente recíproco, y que se fortalece con el trato.
¿Quién no ha tenido o tiene este sentimiento? ¿Quién a lo largo de su vida no ha tenido o tiene uno o más amigos? Todos recordamos a amigos del barrio donde vivíamos, de aquel colegio de la niñez en mi caso el Divina Pastora de Monjas Franciscana en la provincia de Barahona, de los locos años de adolescentes, de la facultad, del trabajo, de colegas, de jefes o subordinados, donde se comparten o se compartieron ideas, ratos, charlas y vivencias.

Mi experiencia es que según van pasando los años vemos las cosas de distinta manera. Los amigos son aquellos con los que compartimos la vida, los buenos y malos momentos. Sin embargo muchas veces nos referimos a alguien diciendo que es un amigo, y la verdad es, que no pasa más allá de ser un conocido.

Sin embargo es más propio hablar de nuestro socio. Porque nos unen intereses. Puede ser económico, porque estamos en el mismo negocio, y eso nos une, no precisamente la amistad. El día en que los intereses no sean los mismos, dejaremos de ser socios, no dejaremos de ser amigos, porque la verdad es que no lo fuimos nunca. La amistad es otra cosa.

La amistad es un sentimiento positivo entre dos seres humanos, que se inicia a través de una simpatía mutua. Son varios los fenómenos que se producen en su interior, pero podría resumir diciendo que se trata, ante todo, de un estado subjetivo en el que el protagonista es uno mismo. Por medio de ese estado se percibe un cambio agradable que recorre la intimidad y la modifica en positivo. Es también una experiencia personal, que conocemos por nosotros mismos y no por lo que nos cuentan otras personas.

Es de anotar que los seres humanos nos agrupamos en torno a los estudios desde la infancia, la universidad , la profesión, la música, las fiestas, el baile, la historia… etc. En esas reuniones suele darse una buena amistad que nos va envolviendo según las preferencias, y el pasar del tiempo, el trato y la correspondencia de ida y vuelta.

Pero la amistad verdadera no es fácil de conseguir, pero hay que ir tras de ella y buscarla y trabajarla para que llegue a un buen nivel. Es un vínculo basado en el desinterés y la reciprocidad, es elegido y nada obliga a sostenerlo.

Para terminar, es fácil hacer amigos, pero es difícil mantenerlos. La vida pone a prueba la generosidad, el respeto, la lealtad, y el agradecimiento; las amistades se cultivan, maduran y no siempre perduran. Pero si es fuerte no necesita conversaciones a diario.

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