La historia nos enseña que la guerra está en el ADN de la humanidad. Pero también está su contraparte: la paz, y el eterno deseo de conseguirla.

Eric Hobsbawn (1917-2012), en su libro: “Guerra y paz en el siglo XXI”, compuesto por nueve (9) estudios de épocas diversas, pero que tienen un vínculo común de intentar explicar la realidad global, centrándose en el siglo XX y en los primeros años del XXI. En estos trabajos el famoso historiador británico desarrolla “cinco grupo de cuestiones que hoy precisan de una reflexión clara e informada: la cuestión general de la guerra y la paz en el siglo XXI, el pasado y el futuro de los imperios del mundo, la naturaleza, el cambiante contexto del nacionalismo, las perspectivas de la democracia liberal, y la cuestión de la violencia y el terrorismo políticos”. Esto, teniendo como vínculos de fondo o ejes transversales a la “enorme y constante aceleración de la capacidad de la especie humana para modificar el planeta mediante la tecnología y la actividad económica, y la globalización” (pág. 8).

Los ensayos están llenos de datos y estadísticas, pero planteados sin aridez. Sobre el siglo XX afirma que “ha sido el más sangriento en la historia conocida de la humanidad. La cifra total de muertos provocados directa o indirectamente por las guerras se eleva a unos 187 millones de personas, un número que equivale a más del 10 por 100 de la población mundial en 1913”, (pág. 23). No menos duras son las cifras de los civiles muertos en las guerras mundiales, en la primera guerra mundial solamente el 5 por 100 de las víctimas eran civiles; “en la segunda, el porcentaje se elevó hasta el 66 por 100. En la actualidad, la proporción de víctimas civiles de cualquier guerra se sitúa entre el 80 y el 90 por 100 del total”.

Otras cifras, no menos importantes, son las que refieren el declive de la “población mundial dedicado a tareas agrícolas”, por ejemplo: 4 por 100 en los países miembros de la OCDE y 2 por 100 en los Estados Unidos. Esto implica el aumento de la población en las urbes y sus entornos, “en pocas décadas habremos dejado de ser lo que fuimos desde nuestra aparición: una especie formada principalmente por cazadores, recolectores y productores de alimentos”, (pág. 43).

En el ensayo sobre: Guerra, paz y hegemonía a comienzos del siglo XXI, presagia que “el caos mundial es una realidad, como también lo es la perspectiva de otro siglo de conflictos armados y de calamidades humanas” (pág. 55). Una visión realista que raya, quizás, en el pesimismo, pero que el presente le ha dado la razón.

La edición del texto de Hobsbawn que comentamos es del 2009, un par de años antes de morir este intelectual inglés de formación marxista y de origen judío en el año 2012, y cuya fama trascendía las fronteras del Reino Unido.

El libro bien vale como acercamiento a la portentosa y densa obra del autor.

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