Hace unos días un participante de un taller de inteligencia emocional para mejorar la calidad de vida se quejó de su vida. Le pregunté si tenía definida su vida ideal.

–¿Cómo así, Diego Sosa?

Me di cuenta de que le había hablado en chino básico.

–Te tengo dos malas noticias. Primero, si no has definido cómo quieres que sea tu buena vida, no podrás reconocerla. Segundo, la vida que tienes ahora la has construido tú –le dije.

Me miró con deseos de decirme algo que me doliera. Antes de que lo expresara, le expliqué que esta segunda parte era también una buena noticia porque le da el poder para construir la vida que desea. Pero primero tenía que elegirla.

Un gran inconveniente que tenemos los humanos es que nos resulta difícil vernos en el futuro. Se han hecho estudios que demuestran la dificultad de las personas para visualizarse en 10 años. Queda demostrado que muchos no han ni siquiera pensado en lo mismo.

La vida ideal no aparece, se construye paulatinamente con acciones.

Si quiero tener una vida ideal, debo idealizarla. Y diría que idealizar el camino sería el mayor de los éxitos. Porque mi problema con muchas personas es que el camino que eligen a esa vida es tortuoso. Intentan llegar lo más rápido posible, pero restringen la vida presente a tal punto que no es disfrutable.

Pienso que saber dónde y cómo quiero vivir, con quién a mi alrededor, con cuáles ingresos, con cuánto tiempo para disfrutar, y más, me puede ayudar a determinar cómo y cuándo llegar.

Una vez decidimos cómo es esa vida ideal, trazamos el plan. Tomemos muy en cuenta que la ruta debe ser disfrutable. Poner más lejos el objetivo me puede poner más recursos para el camino.

No es guardar cada centavo para comprar la casa de los sueños lo más rápido posible. Quizá decidimos llegar más tarde, guardar menos y disponer de más para compartir con amigos y familiares. Así no tendremos que aislarnos de ese disfrute.

¿Puedes visualizarte dentro de 10 años?

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