Las deudas en que incurren las naciones para enfrentar la pandemia abren la interrogante de cómo buscar más dinero para cubrir los huecos que se abrieron

Desde que en marzo de 2020 la pandemia envolvió el mundo, los países han tenido que incurrir en enormes gastos que no tenían previsto realizar. Nadie se esperaba que el universo se viera atrapado por una situación sanitaria como el covid-19, y contrarrestarlo no ha sido fácil.

Unos países se han endeudado posiblemente como nunca antes y otros han agarrado los recursos que tenían a mano para capítulos distintos. A fin de cuentas, cuando se trata de salvar vidas, los otros temas pueden aguantar. ¿Cómo hacer frente a todo esto y llenar el vacío económico que ha dejado la crisis?, ha sido una de las preguntas formuladas por gobernantes y jefes de Estado.

De acuerdo con reportes de medios de prensa, entre ellos LR (La República), por lo menos una veintena de países pertenecientes a Europa, Asia, Oceanía y las Américas en algún momento, en el curso del contexto sanitario en cuestión, han presentado iniciativas o propuestas tendentes a alcanzar reformas en sus sistemas tributarios que conduzcan a ajustes de formas parciales de impuestos.

Argentina, por ejemplo, según una nota de LR de mediados de abril de este año, ha debatido la efectividad de un cobro único de entre 2.25 % y 5.25 % para quienes declaren ganancias anuales superiores a US$2.2 millones. El impuesto que, sería conocido como contribución extraordinaria, no había mostrado efectividad hasta el citado mes. Mientras, Colombia presentó una reforma y debió darle rápido para atrás. El pueblo lo obligó con enérgicas protestas. No tuvo buena experiencia con el “ensayo”. Le salió caro.

En el caso de la administración de Joe Biden, en Estados Unidos, lo que se presentó fue una propuesta de tres “columnas” o pilares, detrás de aumentar los ingresos en US$2.5 billones durante 15 años, por vía del aumento a 28 % del impuesto a sociedades, la imposición de medidas a empresas que tributan en otros países con climas fiscales más favorables y la eliminación de contribuciones o subsidios a empresas de combustibles fósiles, mientras los reemplaza por bonos para la producción de energías limpias. En el caso Chile, se habló de un impuesto de 2.5 %, que tocaría a las personas que posean patrimonios por encima de 22 millones de dólares.

España llegó a preparar un paquete de reformas fiscales para presentar ante la Comisión de la Unión Europea. Se llegó a advertir desde diversos sectores lo riesgoso y las consecuencias que podría acarrear el hecho de adelantar una reforma fiscal sin comenzar la recuperación de la crisis. España ha dejado claramente establecido que necesita y busca elevar las recaudaciones fiscales en un 7 % para alcanzar la media de la Unión Europea y elevar las recaudaciones entre 40 % y 42 % del Producto Interno Bruto.

Nueva Zelanda contempló un impuesto del 39 % sobre los ingresos para quien gane más de US$125,654, para recaudar US$384 millones al cierre del año 2021. Reino Unido vio el tema por el lado del incremento del impuesto a las sociedades, para lo que contempló un 25 %, reducción de 5 % al Impuesto al Valor Agregado (IVA) y la estandarización de alivios fiscales. Y Canadá se fue por el lado de los impuestos para tecnológicas basadas en su territorio y servicios digitales. De esa forma, Canadá se propuso recaudar US$5,000 millones en los próximos cinco años, mediante el cobro de 5 % a las empresas tecnológicas.

Caso dominicano y los disgustos

En octubre de 2020, el presidente dominicano, Luis Abinader, dio una suerte de reversa, tuvo que anunciar que se dejaría sin efecto un paquete de nuevos impuestos que se había contemplado en el Presupuesto Nacional para 2021, por unos 17,000 millones de dólares.

Entre lo contemplado en la pieza estaba grabar el sueldo 13 que se entrega en Navidad, popularmente conocido como “doble sueldo” o “regalía pascual”, que está establecido por ley.

La decisión del gobernante, que asumió el poder el 16 de agosto del pasado año, se produjo en medio de múltiples quejas de amplios sectores del país, que habían exigido del Gobierno no aplicar impuestos debido a los estragos económicos que ha causado la pandemia del coronavirus. “Pueblo dominicano, para el año 2021 no tendremos nuevos impuestos”, dijo el mandatario, en una alocución que dirigió a la nación luego del avispero que desató el tema. Inicialmente se atribuyó al equipo económico haber conducido “sin necesidad y por una mala asesoría” al Ejecutivo a pasar malos ratos por un tema que resultó bastante incómodo, especialmente porque para entonces una parte importante de los trabajadores formales estaba suspendido o había perdido su puesto laboral.

La reversa que se colocó desde el Poder Ejecutivo

En concreto, el proyecto de presupuesto enviado al Congreso Nacional planteaba colocar impuestos a por lo menos ocho áreas o elementos del aparato productivo, incluido el sueldo 13, un cobro de 3 % a las compras realizadas en moneda extranjera con tarjetas de crédito e imponer el mismo porcentaje al uso de servicios digitales. Adicionalmente, se pretendía gravar con 8 % “ganancias extraordinarias” a empresas que se presume obtuvieron grandes utilidades en la pandemia. El Gobierno también contemplaba eliminar exenciones de impuestos a las importaciones de equipos y máquinas de juegos de azar, con excepción de casinos; aplicar un impuesto adicional a las importaciones de gas licuado de petróleo y obtener de los comerciales un 1 % sobre sus activos financieros netos.

Para retirar y dejar sin efecto los nuevos impuestos del presupuesto, el Gobierno debió hacer un profundo esfuerzo de reducción de gastos.

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