Autopsias afectan convivencia en vecindarios

El hedor propio de la descomposición de cadáveres que sale de una unidad de patología, ubicada en el Cementerio Cristo Redentor, mantiene “sin sitio” a residentes de sectores colindantes con el camposanto.

El hedor propio de la descomposición de cadáveres que sale de una unidad de patología, ubicada en el Cementerio Cristo Redentor, mantiene “sin sitio” a residentes de sectores colindantes con el camposanto.“Hay muchas veces que ni luz hay ahí dentro y cuando ellos empiezan a bregar con esos muertos, nosotros tenemos que irnos de nuestras casas hasta que se vaya ese mal olor”, dijo Ana Silvia Adames, residente de Villa María del distrito municipal Pantoja, Los Alcarrizos.

Según versiones de los residentes afectados y empleados del cementerio, esta unidad del Instituto Nacional de Ciencia Forenses (Inacif) no cumple con las condiciones requeridas para operar cerca de varios vecindarios.

En junio de 2008, Inacif abrió una unidad de patología en el cementerio Cristo Redentor, Distrito Nacional, a fin de realizar los procedimientos de autopsias de los cadáveres que por su estado no puedan ser trasladados a la entidad.

“Cuando pusieron eso ahí nos dijeron que era una oficina que iban a poner, pero empezaron a traer muertos y ahora uno hasta para comer tiene que cerrar las puertas de la casa para que no entre el mal olor y ya no podemos sentarnos afuera”, expresa el comunitario Héctor Paredes. De su lado, Juan Francisco de Jesús solicitó que la unidad sea trasladada a un espacio no habitado. “Yo entré una vez ahí y había uno que tenía 18 días muerto, ya estaba podrido”, agrega.

Los moradores del sector Villa María solicitaron la intervención inmediata de los ministerios Salud Pública, Medio Ambiente y Recursos Naturales y de la Procuraduría General de la República. 

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