Tras el derrumbe que terminó con la vida de una joven madre y sus dos hijas menores en el Abanico de Herrera, Santo Domingo Oeste, las autoridades de socorro y de asistencia realizan reuniones para determinar los pasos a seguir en el área impactada, ya declarada no habitable.
Para la mañana de ayer estaba programado un encuentro entre representantes del Instituto Nacional de la Vivienda (Invi), Defensa Civil y el Plan Social de la Presidencia. La información la ofreció a elCaribe el director de la Defensa Civil, Rafael Antonio Carrasco Paulino, quien además aseguró que correrá por la institución los gastos en alquiler de vivienda y adquisición de ajuares de los sobrevivientes de la tragedia.
Indicó que como un acto de solidaridad con las víctimas, la entidad se hará cargo de los gastos en que incurran los parientes de Danilsa Peña, quien falleció el jueves 25 del presente mes junto a sus hijas Yerelis Peña y Franyelis Peña de 8 y 7 años.
Danilsa trabajó por varios años en la Defensa Civil en el área de mayordomía.“Nosotros tomamos las medidas de lugar, las evacuaciones correspondientes y de alertar a las personas para que en primera instancia se vayan a casa de familiares y amigos; ahora bien la gente siempre tarda en movilizar sus ajuares. Eso es un proceso”, explicó.
Al momento de la tragedia, en la vivienda construida de madera y zinc se encontraban además de la madre de Danilsa, Franyel Féliz, esposo de la víctima, quien con su pequeño de dos años en brazos, también sobreviviente, contó como ocurrió el suceso. “Ella (Danilsa) estaba acostada junto con las niñas y yo estaba de frente dándole cena al niño y ahí mismo el impacto ocurrió en menos de un segundo. Las dos niñas estaban acostadas junto con la madre viendo novela, y la abuela estaba haciendo cena. Eso vino de repente (una roca grande) y arropó todo de una vez” narró.
Familia desafía el peligro porque no tiene opción
El llamado a abandonar el área, no es obtemperado por todos. Justo al lado de la destruida vivienda, donde ocurrió el hecho, vive una pareja de esposos junto a sus tres hijos menores de edad, que se niegan a dejar la casa cuya parte trasera colinda con el terreno donde ocurrió el derrumbe. “Para dónde se van ellos, si no tienen para dónde irse”, dijo Cristina del Rosario.
