Afirma que la aprobación de una Ley de Discriminación por Sexo en Escocia ha sido un acto “revolucionario”

En el Congreso Nacional, y eventualmente en el Palacio Nacional, recaerá la responsabilidad de determinar si la República Dominicana penalizará la discriminación por sexo. Esto representaría una piedra angular para la protección de todas las personas, hombres y mujeres, contra tratos injustos y desproporcionados por razón del sexo con el que nace cada quien.

Algunos países que ya cuentan con estas protecciones, las están eliminando de manera clandestina bajo presiones lobistas que no se corresponden con las necesidades de la población. Para comprender este entramado, conversamos con la jurista Joanna Cherry, representante parlamentaria de Edimburgo. Su organización política, el Partido Nacional Escocés, se posicionó a favor de políticas de “identidad de género” y en contra de los derechos basados en el sexo. Pero Cherry se rehusó a apoyar la inclusión de conceptos sexistas dentro de las leyes escocesas, y hoy las encuestas le dan la razón.

Raquel Rosario Sánchez: Actualmente, usted es la representante parlamentaria de Edimburgo. ¿Que la motivó a entrar a la política?

Joanna Cherry: Desde niña soñé con ser legisladora. De profesión soy abogada, pero siempre seguí de cerca la política, así que cuando llegó la oportunidad, no pude dejarla pasar. Muchas personas izquierdistas hemos apoyado la batalla para independizar a Escocia del Reino Unido, así que cuando llegó el referéndum sobre la independencia en el 2014, una colega y yo creamos una campaña llamada ‘Juristas por el Sí’.

Perdimos el referéndum, pero el antiguo líder de mi partido político incentivó a militantes como yo para que nos postuláramos a cargos electorales. Así que finalmente, en el 2015 me eligieron como miembro del Parlamento.

¿Cómo llega el concepto de discriminación por sexo a Escocia?

Se originan en la Ley de Discriminación por Sexo del 1975, que luego fue incorporada en la Ley de Igualdad del 2010. Ambas piezas legislativas surgen luego de largos años de militancia feminista y sindicalista, a favor de la protección de las mujeres contra la discriminación sexista. Y ojo, que siempre se habló de sexo biológico (no de género). Las feministas y sindicalistas llevaron el tema a la palestra pública y lo abogaron, pero luego juristas comprometidos con los derechos humanos ayudaron a redactar los pormenores técnicos que permitieron implementar estas protecciones legales.

¿Y que significó esto para la población de su país?

Ha sido revolucionario. Esa Ley de Discriminación por Sexo, y también algunas de las directivas que emanaban de la Unión Europea, nos dieron amparo contra la discriminación sexista, y los peores excesos de esta sociedad patriarcal. Hoy tenemos la opción de ser reconocidas y protegidas en los tribunales cuando se violan nuestros derechos, específicamente por ser mujeres.

A nivel mundial, el concepto “sexo” está siendo reemplazado por las palabras “género” o “identidad de género” dentro de muchas políticas públicas. ¿Usted considera que existe un valor legislativo en mantener el sexo como concepto jurídico?

Por supuesto. El sexo es un hecho científico y biológicamente observable. Ni el género, ni la identidad de género lo son. La identidad de género representa un sentimiento. Abogo firmemente por la protección de las personas trans, pero esto no debe ocurrir en perjuicio de los derechos de las mujeres.

Considero que las teorías de género son muy interesantes y divertidas en el plano académico, pero desde el punto de vista jurídico y legislativo, estas no reconocen la realidad de las mujeres. Muchos de los problemas que afectaban a las mujeres antes de la Ley de Discriminación por Sexo, eran el resultado de su sexo biológico. A las mujeres las estaban despidiendo porque estaban embarazadas, les pagaban menos porque no las consideraban igual de importantes que los hombres, no las tomaban en serio porque fisiológicamente los hombres son más fuertes, etc. Nuestra opresión como mujeres está basada en nuestro sexo, así que, si las leyes no lo reconocen, entonces no estamos adecuadamente protegidas contra estas formas de discriminación y abusos.

Su partido político había bajado una línea a favor de la “identidad de género” y usted no la acató. ¿Sufrió su carrera política?

Sí, yo perdí mi puesto como vocera del partido para Asuntos de Justicia e Interior, a pesar de que soy una de las legisladoras mejores valoradas. Pero eso no les importó, solo quisieron castigarme. Mi partido fue fundado en los 1930s por hombres y mujeres que eran intelectuales: pensadores de la época, artistas, escritores, etc. Es decir, personas que creían en la importancia de debatir las ideas, y ahora el partido se ha metido en un lío absurdo por el tema de la identidad de género y quiere destruir la carrera de una de sus políticas más efectivas, porque yo he afirmado que el sexo biológico es importante.

Pero no me voy a rendir. Porque cuando te hacen bullying y te intimidan, lo que quieren es que tú te calles y desistas. Esto tú lo sabes bien Raquel, por tu experiencia en este tema. Así que lo mejor es quedarse y pelear. Los derechos basados en el sexo representan la batalla de mi vida. Pensé que la batalla de mi vida sería conseguir la independencia de Escocia, y podría serlo aún, pero en estos momentos mi prioridad es proteger los derechos de las mujeres, y en particular, los derechos de las lesbianas.

Es un tema político y jurídico difícil. ¿Usted sintió miedo?

Siempre he expresado que apoyo el derecho de las personas trans a vivir vidas libres de violencia y de discriminación. No obstante, me han acusado de transfóbica, he recibido innumerables amenazas de muerte y en ocasiones necesito protección policial para hacer mi trabajo como parlamentaria. Pero no lamento haberme posicionado. Es lo correcto y pienso seguir hablando sobre este tema incluso más.

A las mujeres como nosotras nos intentan intimidar, pero no hemos desistido y poco a poco el público se ha percatado de que aquí hay un problema grave que se debe discutir. Hace unas semanas, una encuesta reveló que solo un 20% de las personas en Escocia encuestadas apoyan las políticas de identidad de género. Este tema lo vamos a ganar no solo en Escocia, sino también en todo el Reino Unido, y eso a mí me llena de orgullo.

¿Usted considera que existe un conflicto entre el concepto “identidad de género” y orientación sexual?

Es un punto que deberíamos debatir abiertamente, pero lo que debo insistir es que no debemos eliminar ni el sexo ni la orientación sexual de las legislaciones. Desde mi punto de vista como lesbiana, si el sexo no existe, entonces tampoco puede existir la orientación sexual.

Recientemente, la BBC reportaba cómo muchas lesbianas están siendo presionadas para que acepten como parejas sexuales a personas con genitales masculinos que se identifican como lesbianas. Ahora bien, la gente puede expresarse como considere, pero yo soy una lesbiana atraída hacia las personas de mi mismo sexo, y eso significa que no me atraen los cuerpos de los varones. Presionarme a mí o a cualquier otra lesbiana a ser receptiva a tener relaciones sexuales con cuerpos masculinos, socava quiénes somos.
Los gays y las lesbianas hemos luchado durante tanto tiempo para que nos respeten y para que las leyes nos protejan en base a nuestra orientación sexual, pero ahora es como vivir una pesadilla por el tema de la identidad de género. Yo tengo 55 años y las lesbianas de mi generación pensamos que ya habíamos ganado esta batalla, pero evidentemente tenemos que seguir luchando por algo que pensábamos superado.

Pero, ¿por qué organizaciones lobistas LGBT o feministas están defendiendo políticas de “identidad de género” que socavan las protecciones legales tanto del sexo como de la orientación sexual?

En Escocia y en el Reino Unido, batallas legales importantes sobre la orientación sexual fueron conquistadas hace décadas. En mi opinión, grupos LGBT como uno muy reconocido llamado Stonewall, decidieron deliberadamente enfocarse en promover la ideología de la identidad de género. Fueron advertidos de que esto arriesgaba las bases de la orientación sexual, pero no hicieron caso.

En este tema, existe una captura de las políticas públicas por grupos lobistas. Estas organizaciones han infiltrado estamentos de poder político y presionan para que se reemplace la palabra “sexo” por “género” o “identidad de género” dentro de las universidades, la policía, los servicios de salud, etc. Es decir, para imponer una visión contraria a la ley.

Muchas de las organizaciones feministas que están defendiendo estas políticas públicas son financiadas por el mismo gobierno escocés. Entonces, si el gobierno ha sido capturado por grupos lobistas que buscan imponer esta agenda de la identidad de género, pienso que esos grupos feministas asumen que también deben apoyarla a o temen perder su financiamiento.

En Escocia ahora mismo, hay mujeres que están siendo investigadas por sus opiniones feministas compartidas en las redes sociales. Si la discriminación por sexo es penalizada en su país, ¿por qué estas formas de sexismo persisten?

Porque nuestro derecho criminal está siendo modificado para incluir la figura de crímenes de odio, con un agravante de incitación al odio. La ley de crimen de odio no protege a las mujeres, ni reconoce el sexo biológico, pero sí reconoce la identidad transgénero. Esta propuesta legislativa todavía está siendo debatida, pero su dominio es tan avasallante para la democracia que ha incentivado que ciertas personas en un lado del debate, instrumentalicen a la policía y al Estado para perseguir políticamente a feministas y a lesbianas por sus opiniones disidentes.

¿Qué consejo le daría a una mujer que quisiera ser legisladora como usted, pero que tiene miedo por el ambiente muchas veces sexista de la alta política?

Tendría que ser honesta y decirle que no es fácil. En estos momentos, si eres una mujer que defiende los derechos basados en el sexo, o una lesbiana que defiende el concepto de la orientación sexual, recibirás muchas vejaciones. Te acusarán de ser una transfóbica y puede que recibas amenazas de muerte y de violación, como las tantas que yo he recibido.

Pero también recibirás el respaldo de redes de apoyo feministas, y de muchos hombres aliados que se solidarizan con nuestra causa. No te sientas intimidada si tu partido político, como el mío, aparenta estar dominado por la ideología de la identidad de género: siempre hay hombres y mujeres que no están de acuerdo con estas posturas. Sé consciente de que estás adentrándote en un ambiente desafiante, así que asegúrate de tener un núcleo de apoyo fuerte.

La República Dominicana está a pocos pasos de incluir la discriminación por sexo dentro de nuestro Código Penal. Usted legisla en un país donde ya es ley. ¿Cómo le explicaría este concepto a nuestra lectoría?

El concepto jurídico de discriminación por sexo protege a todas las personas contra la discriminación sexista. Una mujer que sea despedida por estar embarazada o que le paguen menos que a un hombre por igual trabajo, puede acudir a los tribunales y, si lo puede evidenciar, recibir compensación. Pero también es importante resaltar que muchas instituciones, tanto públicas como privadas, tienen políticas explícitas o implícitas que favorecen a un sexo respecto al otro (usualmente para beneficiar a los hombres y desfavorecer a las mujeres). Esto es discriminación por sexo.
Creo que lo que está pasando en la República Dominicana es fantástico, pero no asuman que si lo logran, eso significa que han ganado la batalla. Tendrán que pelear para defender esa pieza legislativa. El sexo como concepto jurídico deberá ser protegido por medio de casos que establezcan precedentes y desarrollado a través de una legislación específica que aclare puntualizaciones y excepciones proporcionales que deben ser tomadas en consideración.

¿Ese consejo viene de su experiencia en Escocia?

Precisamente. Para nosotras, asumir que esta batalla estaba ganada representó un error, pero lo estamos subsanando al punto que hoy en día, las redes de mujeres y hombres dispuestos a defender los derechos basados en el sexo, son más fuertes que nunca.

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