El padre Rogelio Cruz anunció que pasará a servir como “obispo del pueblo” en la Iglesia Católica Apostólica Brasileña (ICAB), una congregación no romana y de carácter nacionalista que no depende del papa Francisco.

El exrepresentante de la Iglesia Católica Apostólica Romana lanzó duras críticas a su antigua entidad debido a los escándalos de los jerarcas religiosos, así como su vinculación con los sectores poderosos que dan la espalda al pueblo.

De acuerdo con Cruz, “la Iglesia del Futuro” debe ser muy diferente a la actual, porque tanto el sacerdote como el obispo son víctimas de un método o estructura de la actual institución religiosa.

“Ellos han sido sometidos a un método de deshumanización. Es decir, han sido preparados para que no puedan desempeñar las funciones que de ellos se esperan”, plasmó Cruz en un documento que anuncia su nuevo paso.

La ICAB, el nuevo refugio religioso, es una Iglesia católica de carácter nacional, organizada por el obispo Carlos Duarte Costa en 1945 en Brasil.

De acuerdo con el portal web de la ICAN, anteriormente se habían desarrollado varias tentativas para establecer una iglesia católica nacional en el Brasil desde hace más de 100 años. En esa misma fuente colocan de ejemplo a varias personalidades brasileñas del siglo XIX y principios del XX que fueron determinantes para su creación.

No obstante, fue el 6 de julio de 1945, en la ciudad de Río de Janeiro, cuando el excomulgado por la Iglesia Católica, Carlos Duarte Acosta, fundó jurídicamente la Iglesia Católica Apostólica Brasileña. Semanas después, específicamente el 18 de agosto, lanzó su “Manifiesto a la Nación”.

Expulsión de Rogelio

En junio de 2018, el padre Rogelio Cruz fue separado de la Sociedad de San Francisco de Sales por decreto del rector mayor y su Consejo General con sede en Roma, según informó en ese momento la Inspectoría Salesiana de Las Antillas.

En esa fecha, la entidad indicó que Rogelio Cruz fue liberado así de sus compromisos, votos religiosos y cualquier otro vínculo con la Sociedad Salesiana, a tenor del canon 701 del Código de Derecho Canónico (CIC).

Según la carta enviada al sacerdote, su dimisión era por “desobediencia a los cánones 696 y 691”. Asimismo, agregaba que “por la expulsión legítima cesan ipso facto los votos, así como también los derechos y obligaciones provenientes de la profesión. Pero si el gobierno es clérigo, no puede ejercer las órdenes sagradas hasta que encuentre un obispo que, después de una prueba conveniente, le reciba en su diócesis conforme a la norma del c. 693 o al menos le permita el ejercicio de las órdenes sagradas”.

Cruz, quien en ese momento era párroco de la iglesia Santo Domingo Savio de La Vega, fue notificado en febrero de 2018 que debía ir a Colombia a realizar un curso, y luego de una segunda comunicación en la que su congregación fijaba la fecha límite para salir del país. Cruz no acató.

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