Tras el incidente en el que una joven resultó herida en la frente, hay una tímida presencia en las principales avenidas donde suelen “prestar” servicios

A pesar de que no existe una ley que prohíba a los limpiavidrios que brinden ese servicio de manera informal existe un deseo colectivo de sacarlos de las de las calles de una vez por todas.

En un recorrido realizado por elCaribe, se interrogó a algunos ciudadanos acerca de su posición en cuanto al tema de los limpiavidrios. La mayoría apunta a que se debe buscar una solución que erradique esta práctica, puesto que este trabajo solo crea disturbios e inseguridad.

“El problema de los limpiavidrios se ha salido de las manos, pero es controlable. Creo que hay que prohibirlo, eso quita estética y siembra inseguridad. No es que hay que regularlo, hay que prohibirlo tajantemente, porque causa grima y pavor ver un limpiavidrios acercándose a tu vehículo, porque no sabes ni quién es, ni para lo que da”, expresó un chofer, desde la avenida Máximo Gómez.

El problema de este trabajo informal y lo que lo hace inseguro es lo siguiente: cuando un chofer se detiene porque la señal roja de un semáforo le indica, esta persona procede a limpiar el cristal de cualquier vehículo, sin preguntar, y reacciona de forma imprudente si no le pagan el servicio que no le solicitaron.

“Uno siente temor porque algunos son educados y te preguntan si quieres que te limpien el vidrio, sin embargo hay otros que te tiran el agua sin preguntarte y si les dices que no quieres el servicio te tiran agua sucia o te hacen daño, como pasó recientemente con una muchacha”, señaló una joven a elCaribe.

Entre las mujeres el sentimiento compartido es el miedo, según explicó una ciudadana, cuyo trabajo le demanda pasar mayor parte del día en la calle, pero el momento que menos disfruta, es cuando le toca pararse en un semáforo y lidiar con los limpiavidrios.

“Para mí es muy consecutivo encontrarme con un limpiavidrios y es muy cuesta arriba. Cuandotiene un perfil intimidante, como lo tienen muchos, a mí lo que me da es miedo y desde que los veo de lejos, activo el parabrisas para que ni siquiera osen de limpiarlo, pero algunos ni respetan eso. Últimamente siento miedo con lo que le pasó a la joven que le tiraron la piedra, trato de esquivarlos y más por ser mujer, porque nos vemos más vulnerables y ellos se aprovechan de eso. Siento miedo, antes era indiferente pero ahora le tengo miedo”, explicó la joven.

Otro sentimiento que generan estos trabajadores informales, es el enojo. Que sin tu autorización te realicen un servicio que no has solicitado, y que de paso te ensucien el vehículo “intentando limpiarlo”, es fastidioso y molesto según agregó la joven conductora. “Tu vehículo está limpio y esa agua está sucia. Te ensucian el vehículo sin haber solicitado el servicio y como son muchas veces durante el día, lo que tengo es que respirar porque hay un momento en el que estoy cansada de lo mismo”.

Tímida presencia tras incidente

El pasado jueves un limpiavidrios fue sentenciado a 6 meses de prisión preventiva luego de que el 31 de enero agrediera a una joven en la calle Olof Palme esquina Núñez de Cáceres debido a que ella no tenía con qué pagarle el servicio que no solicitó.

Tras este incidente, la presencia de limpiavidrios es tímida en las avenidas donde más se ven los proveedores de estos servicios como la avenida 27 de Febrero, Máximo Gómez, Kennedy, Núñez de Cáceres, Luperón, Gustavo Mejía Ricart e Isabel Aguiar.

Sin embargo, no es nula, y como en otras ocasiones, volverá a recuperar su habitual concurrencia.

Otros factores de riesgos

La práctica de este trabajo informal es una fuente de problemas, entre los que reluce la inseguridad, la violencia e incluso una brecha de trabajo para migrantes ilegales.

Es el caso de la intersección de la 27 de Febrero con Isabel Aguiar conocida popularmente como “Pintura”, donde la violencia entre los mismos limpiavidrios es el pan de cada día según señaló a elCaribe un oficial de la Digesett que se encontraba en el lugar.

“Unos con otros pelean, cogen botellas o andan con puñales. Eso es casi diario. No hace tanto, hubo un incidente que los agentes que estábamos atendiendo el tránsito tuvimos que movernos y llamar a la policía para que intervenga, porque nosotros no podíamos”, agregando que últimamente la mayoría son haitianos ilegales.

Ciudadanía ofrece soluciones

A pesar de que muchos de los que realizan este servicio rayan en la imprudencia, otros sí piden autorización. Por esa razón y porque muchos de ellos también son menores de edad, la gente se sensibiliza y trata de buscar una solución humana a este problema.

“Hay que ser humanos y también entender que son personas que necesitan dinero para comer, aunque otros lo usen para sus vicios. Lo que deben hacer es crear empleos que sean asequibles para ellos y sacarlos de las calles, porque para eso los carros vienen con limpiavidrios, en vista de las situaciones que se han presentado que son más malas que buenas”, sugirió una ciudadana como alternativa.

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