El 18 de junio de 1982 la detonación de una granada fragmentaria en la sede de la Junta Central Electoral dejó un saldo de 5 personas muertas y 25 heridos, este histórico acontecimiento se le conoce como el “Granadazo”.

El “Granadazo”,  como se le denominó, ocurrió en el interior de las instalaciones de la Junta Central Electoral alrededor de las 12:00 del mediodía en momentos en que máximos funcionarios electorales del país presidian a pocos metros de, donde  estalló el peligroso artefacto, una audiencia en continuación del proceso de impugnaciones sobre los comicios del 16 de mayo que habían sido elevadas por varios partidos políticos.

El estruendoso sonido de la detonación de una granada fragmentaria del tipo M26A1 activó todas las alarmas del lugar a donde casi inmediatamente acudieron efectivos de la policía.  Las victimas mortales en este suceso fueron identificadas como José Confesor Fernández, Clodonaida Amarante de Tineo, Alejandro Santos, Juana Evangelista Cruz, y Virgilio Álvarez Fernández.

Antonio Guzmán, presidente de la República en ese entonces calificó el hecho como “criminal, vandálico y repudiable”, así como también designo una comisión especial para que indagara sobre el caso. 

Quince días después, la comisión especial designada por el presidente Guzmán determinó que la explosión fue provocada por una granada fragmentaria de fabricación americana que se le cayó a un miembro de la escolta del senador Vicente Sánchez Baret. Los principales sospechosos eran  Chiche de León, Juan Bautista Tineo Bourdier (Bolívar) y Jaime Villanueva.

El informe no establecía si el acto fue de manera accidental o si fue adrede.

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