El 30 de mayo: la verdad del novelista

En el libro El Lenguaje de la Pasión, Mario Vargas Llosa se describe a sí mismo como un creador de obras de ficción, esa “engañosa mentira (que) por los caminos más inesperados se vuelve un día verdad”. En el 2003, en elCaribe, Gabriel García&#

En el libro El Lenguaje de la Pasión, Mario Vargas Llosa se describe a sí mismo como un creador de obras de ficción, esa “engañosa mentira (que) por los caminos más inesperados se vuelve un día verdad”. En el 2003, en elCaribe, Gabriel García Márquez alude igualmente a la relación entre la ficción y la realidad, al afirmar irónicamente que la “realidad es eso que yo cuento”. La verdad literaria no es única, pues el novelista escribe para ser leído y son sus lectores quienes interpretan de manera diversa el mensaje o la verdad de una obra literaria. Es decir, cada lector puede poseer su verdad. Leamos, pues, La Fiesta del Chivo, como lo que es, una obra de literatura.

La novela se desarrolla de una manera disciplinadamente estructurada, a través de la narración de tres historias que se entrelazan. La primera narra el regreso de Urania por una semana  a Santo Domingo, luego de una ausencia de más de 30 años. Es un viaje a su pasado, para  enfrentar a su padre y al desgarrador evento de su adolescencia que la dejaría marcada: su traumático encuentro con Trujillo, en una alcoba de la Casa de Caoba.

La segunda historia comienza con el relato del último día de la vida de un dictador asediado por las sanciones económicas, el enfrentamiento con la Iglesia católica y una salud desfalleciente. Trujillo viajará en la noche a San Cristóbal,  para cumplir la premonición del comienzo del día, “despertó, paralizado por una sensación de catástrofe”.

La tercera o la de los conjurados comienza en la carretera a San Cristóbal, a la espera de Trujillo, para acabar en un  cruel e inevitable desenlace para la mayoría de ellos. Las historias de Urania (a), Trujillo (b) y los conjurados (c) se suceden durante los primeros quince capítulos en  una secuencia a, b, c. El capítulo quince que narra el ajusticiamiento de Trujillo, representa un punto de inflexión en la narración, a partir del cual la secuencia de las historias se altera y el ritmo narrativo se acelera. Hay que destacar la simetría narrativa, pues el relato comienza en el hotel Jaragua con Urania “esperando que el mar asome por la ventana de su cuarto”… y termina en su habitación “junto a la ventana, (para) ver…las espumas de las olas”.

Desde nuestra perspectiva, la novela describe la Era de Trujillo como un carnaval de la muerte, donde desfilan muertos “en vida”, como Agustín Cabral; los muertos en masa, como “los cinco, diez mil, veinte mil haitianos…(para) salvar un pueblo”; los casi muertos, como “Si … la bomba le hubiera arrancado la cabeza” a Rómulo Betancourt”; O, los héroes muertos: “como esos cientos, miles…que había enfrentado…comprándolos, intimidándolos o matándolos”. Y en el medio de tanta muerte, un Trujillo ajusticiado esa noche por unos conjurados, quienes en su mayoría sufrirían una muerte trágica.

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