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Autocrítica. 339, número de la casa donde ocurre el asesinato. Era el título original. Y “Amín Abel Hasbún. Memoria de un crimen”, la trama que rehúye a una idealización de Amín, a la recreación de un fantasma de ilusiones perdido entre&#8230

Autocrítica. 339, número de la casa donde ocurre el asesinato. Era el título original. Y “Amín Abel Hasbún. Memoria de un crimen”, la trama que rehúye a una idealización de Amín, a la recreación de un fantasma de ilusiones perdido entre combos de cocalecas y refrescos. No es filme para vaciar el A&B del Candy Bar de un multicine cualquier. Esquiva la esencia de esas películas nonsenses de pretensión histórica que arquean acontecimientos para llevar revolucionarios, héroes y patriotas a la deidad, alejándolos de su pueblo. Un filme que se niega a divinizar a un hombre que quiso ser como cualquiera de los de abajo, que se desclasó. Sí, y es que desclasarse es la mayor de todas las renuncias que alguien pueda hacer en una sociedad clasista. Punto.

Hay pifias, sí, al aspirar a ser un thriller político pues su narrativa se refugia en el calco del cine neonoir, entre alevosas escenas expresionistas que bailan en traspiés con el impresionismo y se incorpora al romanticismo brumoso. Su cubismo escenográfico pelea con nuestra rebeldía a admitirle como parte de la historia, por ser extraño. Los personajes navegan en un mundo de incertidumbre, simpáticos o empáticos, con algunos que caen como paracaidistas sin ser invitados de honor. Las actuaciones y la música alivian la austeridad y los datos que anhelamos de Amín y su jerarquía histórica, encogen nuestra histeria y ansias de cliché, se niegan a ser tipos hollywoodenses; no hay medias tintas: o se aman intensamente o se rechazan con igual intensidad. Todo confluye en una trama que no tala el aura de Amín y que se aleja con paso frágil y mañoso para mostrarnos en nano minutos un chorreo del revolucionario amoroso con quienes ama y peleón con sus enemigos. Es decir, lo básico en la silueta de un héroe. ¿Por qué se niega a sí mismo a ser un must cinematográfico para dejarnos solo indignación? ¿Es demasiado grande para un filme? ¿Pudo más la intención de dar un golpe a la melancolía y el narcisismo con que se construye a los héroes en el cine? Y sin embargo, vemos a un ser atiborrado de ternura, como la que solo tienen los íntegros a los que la historia dominicana se los lleva muy jóvenes, como negándonoslos porque al parecer aún no los merecemos entre nosotros. 

Guión y Dirección: Etzel Báez . Género: Thriller, drama, historia.

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