Abel Martínez, el mismo presidente de la Cámara de Diputados, ya es famoso por algunas de sus excentricidades. Claro, no tanto como El Querido, que se ha destacado por las cosas que dice.
Martínez simplemente vive a plenitud y conoce lo que es descansar en contacto con la naturaleza. El fuego que coge en la Cámara no lo condena al estrés permanente.