Abuso e injusticia

El día de las elecciones presidenciales, varios canales de televisión realizaron producciones especiales de cobertura electoral, siendo…

El día de las elecciones presidenciales, varios canales de televisión realizaron producciones especiales de cobertura electoral, siendo las principales las de CDN canal 37, Antena Latina canal 7, Telesistema canal 11 y Telemicro canal 5. De estas cuatro, en mi particular opinión, la más completa fue la de CDN canal 37, conducida por un equipo de periodistas que se alternaban durante la transmisión, y la más actualizada (porque, aunque con ocasionales problemas en la imagen a consecuencia del uso de Skype, presentaba los acontecimientos al instante) fue la de Telesistema canal 11, conducida por el acucioso periodista Roberto Cavada.

En varias ocasiones, ciertos militantes políticos se dejaron llevar de sus impulsos y emociones y hablaron de datos de supuestas encuestas “a boca de urna” o de triunfos inminentes cuando aún la Junta Central Electoral (JC E) no había emitido boletines, lo que entra en conflicto con partes de la Ley Electoral. Sin embargo, como las coberturas televisivas señaladas eran en vivo, resultaba un poco difícil para cualquier medio evitar que se transmitieran algunas de estas declaraciones, como las de los dirigentes perredeístas César Cedeño y Alfredo Pacheco, que salieron en varios canales.

A pesar de que no fue sólo Telesistema canal 11 que transmitió las declaraciones especificadas (yo personalmente no las vi en el canal 11, sino en Antena Latina canal 7), fue sólo Telesistema que se convirtió en objeto de una burda represión por parte del presidente de la JCE, Roberto Rosario, y el Instituto Dominicano de la Telecomunicaciones (Indotel), quienes dispusieron la interrupción inmediata de la señal del canal 11 y por ende de su exitosa cobertura electoral, tirando a la basura el trabajo de tanta gente y de paso dando un golpe más al fundamental derecho a la libre expresión.

Por si lo anterior fuese poco y cual si estuviésemos reviviendo la dictadura de Trujillo o la era Franquista en España, no les bastó con la desproporcionada medida anterior, sino que además pretendieron infundir terror militarizando innecesariamente las instalaciones del canal.

Al margen de las inclinaciones políticas y simpatías o antipatías que cualquiera pueda tener, creo que los dominicanos (y en especial, los que trabajamos en medios de comunicación) no podemos admitir como bueno y válido ese autoritarismo ni apelar al típico “deja eso, que ya pasó”, pues estaríamos legitimando con nuestro silencio y por omisión una práctica dictatorial y una forma de neoterrorismo sumamente lesiva para nuestra frágil democracia y el interés nacional, cosas que deberían estar siempre muy por encima de cualquier color o bandera política.

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