Porque algunos neófitos siguen de necios, y hasta poniendo en duda una verdad tan alta como el cielo, retomo el tema de Muhammad Alí, mítico boxeador estadounidense.
Sobre Alí he escrito decenas de reportajes, análisis y artículos en referencia a su grandeza dentro y fuera de los cuadriláteros.
Recordemos el nacimiento de Alí. El pasado sábado cumplió 73 años… nació el 17 de enero de 1942 en Louisville, Kentucky, Estados Unidos.
Necesaria explicación: Es una aclaración repetida, respecto al singular historial boxístico de este inmortal del deporte mundial.
Alí ha sido el más grande boxeador que ha parido el boxeo de todo el orbe… ¡no el mejor de la historia!
¿Se entiende?
Espero que el lector comprenda la explicación semántica. Y que la gente acabe de concienciarse, saber claramente que el mejor boxeador de todos los tiempos -libra por libra- ha sido el inmenso Sugar Ray Robinson.
El propio Alí, hace muchos años, así lo proclamó al precisar: “Este Sugar Ray Robinson ha sido lo máximo del boxeo en toda la historia”.
Grandeza impresionante
Alí, primer peso pesado en ganar tres veces el campeonato mundial -su primera corona la conquistó el 25 de febrero de 1964 al noquear en el séptimo asalto a Sonny Liston, quien a la sazón era sindicado como invencible- sigue seriamente enfermo.
Desde 1984 sufre del mal de Parkinson, enfermedad incurable y de la que es tratado con rigurosidad constante.
Cuando ningún experto consideraba que estaba apto -a sus apenas 22 años- para alzarse con el cetro de la llamada categoría “madre”, echó por el piso toda especulación en su contra.
Alí, que subió al ring “sin esperanza” –según vaticinaron expertos de la época-, logró la hazaña. Despachó a Liston en menos de 30 minutos.
El atleta convertido a musulmán, repitió el acontecimiento… ¡y lo hizo con más autoridad! En la revancha Alí lo fulminó en el primer round.
